CRÓNICA DE CONCIERTO

John Carpenter, maestro del terror (y las bandas sonoras)

El mítico director de 'La cosa' tocó en Sitges temas clásicos que él mismo compuso para sus películas

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Juan Manuel Freire

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Alto grado de excitación (y muy completo stand de merchandising) en el Auditori del Melià para ver a John Carpenter no presentando una nueva película, esa que nos debe desde hace tiempo, sino exhibiendo los temas musicales que ha propuesto para sus propios clásicos, un poco como ya hizo en el Primavera Sound en el 2016.

"Soy John Carpenter. Vamos a tocar algunas canciones de mis películas", dijo tras el doble nocaut de los temas principales de '1997: Rescate en Nueva York' y 'Asalto a la comisaría del Distrito 13'. Nada que no supiéramos, querido Carpenter. A Carpenter, en el sintetizador, se une sobre el escenario una banda completa y rotunda, en la que destaca su hijo Cody a los teclados y su ahijado Daniel Davies en la guitarra principal; es con ellos con quienes graba música últimamente.

En la gira que el sábado pasó por Sitges, el director de 'La niebla' presenta 'Anthology', disco con reelaboraciones de sus 'scores' más conocidos; los cambios no son dramáticos, solo añaden un cierto dinamismo y un sonido levemente más actual. Es decir, que quien viniera al Auditori a escuchar aquellos temas tal y como los recordaba de oírlos al alquilar una y otra vez ciertas películas del videoclub, no quedaría defraudado. Los accesos de nostalgia eran totales y eufóricos porque cada melodía icónica llegaba acompañada de las imágenes a las que un día añadió fuerza.

Pero el espectáculo habría sido fantástico incluso sin las proyecciones. Por esa música, claro: un recordatorio de que, a veces, pocas cosas bien dispuestas (una rugosa línea de sinte, un ritmo esquelético, una guitarra macarra) son más que suficiente. También por el simple hecho de ver a Carpenter ahí arriba, con su mostacho, su chicle, sus ocasionales contoneos… Y sus golpes de humildad: véase cuando recordó que las músicas de 'Starman' y 'La cosa' no eran suyas, sino de Jack Nitzsche y Ennio Morricone, respectivamente. Solo faltó un recuerdo para Alan Howarth, su fiel aliado durante muchos años en esta aventura musical.