CRÓNICA

'Fun Home', lesbianas al poder

El musical inauguró Onyric en el Condal, la nueva factoría de Focus

Un momento de la representación de 'Fun Home' en el Onyric

Un momento de la representación de 'Fun Home' en el Onyric / .45027256

Pablo Meléndez-Haddad

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Con el musical Fun Home el Teatre Condal de la avenida del Paral·lel arrancó una nueva etapa bajo el epígrafe Onyric, con la ambición de convertirse en un escenario de referencia del teatro musical en la ciudad. Se trata de la nueva apuesta de la productora y programadora Focus, que se la juega con esta nueva marca como sede de su flamante factoría centrada en el musical y sus derivados. Para ello ha se preparado una amplia programación que incluye incluso veladas de pequeño formato en su segundo escenario –Club Onyric– con espectáculos de bolsillo y recitales de los intérpretes de las obras del escenario grande. Además se espera con gran interés el debut local de Kerry Ellis, la diva del musical del West End londinense y del Broadway neoyorquino, estrella de obras como We will rock you (Queen)We will rock you  o Miss Saigon.

La verdad es que la sala grande del Condal funciona de maravilla para este género y la obra escogida para el estreno cumplió con las expectativas. La acústica es eficaz –a pesar de estar centralizada en exceso, lo que se aprecia cuando los actores cantan desde los extremos del escenario- y la amplificación es natural y está muy conseguida, firmada por Jordi Ballbé.

Con música de Jeanine Tesori y libreto y letras de Lisa Kron, adaptada al catalán de manera formidable por Daniel Anglès y Marc GómezFun Home se basa en el cómic del mismo nombre de Alison Bechdel –que regala su identidad a la protagonista–, y uno de sus muchos aciertos radica en convertir en protagonista a una lesbiana, hecho inédito en el mundo del teatro musical. La compañía, formada por nueve actores –tres de ellos, niños pequeños– y siete músicos –liderados por Miquel Tejada–, todos en espléndida forma, asumen la delicada historia que sostiene la trama con total eficacia. Y tiene tela: en un gran racconto se narra la vida de una niña y su despertar sexual como lesbiana ante su adorado padre, un gay que lleva una doble vida a sabiendas de su mujer, que sufre en silencio. También añade aderezo que todo suceda en la funeraria de la familia (una pena que este atractivo elemento no dé para trama secundaria), aunque el foco se centra en torno a la sexualidad de la protagonista y la de su padre.   

Con todo detalle

La funcional y barroca escenografía de Raquel Ibort, Marc Salicrú y Marc Udina, una gran pared de la que emergen diferentes ambientes, es muy atractiva, todo muy bien perfilado por la iluminación de Xavi Costas. La protagonista está dibujada con todo detalle por las tres actrices que la interpretan en las diferentes etapas de su vida, sobresaliendo por su dominio vocal una sobrada Mariona Castillo, bien secundada por Clara Solé y por la tierna Noa FloresDaniel Anglès retrata con adecuado patetismo a Bruce, el padre, con un canto cómodo y una actuación dramática intensa (a pesar de la peluca poco natural que lucía), mientras Pilar Capellades asumía sin problemas a Helen, la sufriente madre, cantando en una tesitura adecuada que le permitía lucir algún agudo muy timbrado.

Muy bien conjuntado el resto del reparto, aclamado por un público entusiasta que disfrutó con canciones como Changing my major to Joan (M’especialitzo en Joan) o en momentos profundos como la escena de Alison niña impresionada por primera vez por una mujer o el dúo final entre padre e hija. Y en medio de todo este dramón aparece para desengrasar Raincoat of love (Paraigua d'amor). Una buena elección para una aventura que comienza.

TEMAS