ENTREVISTA

Los Espíritus: "Lo peor que nos puede pasar es llegar a ser famosos"

El grupo porteño de rock independiente actúa este viernes en la Sala Apolo

El grupo de música argentino Los Espíritus, ayer, en Barcelona.

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Angie Ramón

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Han llenado el estadio de fútbol de Malvinas Argentinas, en Mendoza; han sido reconocidos en varias ocasiones como ‘Mejor Banda Revelación’ y, con solo dos discos editados, cuentan con una legión de fans por Europa y Latinoamérica. Los Espíritus, sexteto que surgió en Buenos Aires en el 2010, se han convertido en la nueva promesa del rock porteño. Con ocho años de carrera, utilizan el pasaporte como algo rutinario. Este viernes actúan en la Sala Apolo dentro de la gira europea del disco ‘Agua Ardiente’ (2017), en la que también pasarán por Mallorca, Valencia y Madrid.

¿Qué historia hay detrás de Los Espíritus? Todo comenzó en el 2010. Estábamos ensayando para un proyecto de Maxi Prietto [una de las voces de Los Espíritus] y, de pronto, empezaron a surgir cosas improvisadas que nos gustaron. Desarrollamos esas ideas, nos pusimos ese nombre, porque nos sonó bien, y nos forjamos como banda.

Imagino que llenar un estadio de fútbol no estaba dentro de sus planes. No te creas que es un estadio muy grande, pero, respondiendo a la pregunta, no. No estaba en nuestros planes. La idea de tocar allí en Fin de Año surgió porque recientemente sacamos el disco ‘Aguar Ardiente’ (2017) y empezamos a ver a muchísima gente, de todos lados de Latinoamérica, sumarse a nuestra música. Nos dieron la oportunidad de cerrar allí la gira a lo grande. Fue algo tremendo.

En algunas canciones del disco ‘Agua Ardiente’ hay una clara reflexión política y social. ¿Fue necesario reivindicar ciertas cosas? Sí. La letra de 'Rueda', por ejemplo, podría hablar de cualquier situación del último siglo. En este caso, hablamos de la guerra del hombre contra el hombre. Todas esas ideas vienen a través de la observación del entorno. No es que nos sentemos en una oficina y nos pongamos a ver de qué vamos a hablar en equis canción. A veces, surgen frases reflexivas y las completamos. También el contexto social y político de Argentina ha ayudado mucho a escribir ciertas letras, por desgracia.

También dicen en una canción que “las armas las carga el diablo”. En este sentido, ¿quién es el diablo? Partimos de que la Iglesia tuvo el poder durante muchos años y fue la que marcó el bien y el mal. De ahí, se dice que las armas las tiene el poder pero siempre se le culpa al pueblo de ese mal. La letra habla de eso, precisamente: que la política y la policía deberían ser los diablos, no la sociedad.

¿Cómo se consigue fusionar el blues, el rock y la psicodelia con una base latina sin que sea nada estrambótico? Es muy divertido [los seis se ríen]. Cada uno contribuye con su estilo y, al final, todo eso se mezcla de manera caótica y arbitraria, sin ninguna planificación. Luego lo metemos en la cacerola y lo cocinamos, y sale lo que sale de una forma coherente.

Porque la improvisación también es una parte importante en su música. ¿Todo sale mejor cuando no se tiene nada preparado? Nos gusta jugar e ir descubriendo sobre la marcha qué es lo que estamos tocando. Cuando nace una idea, se desarrolla. Es como si alguien de nosotros trae un día una canción que el resto no conoce. Nos iríamos acoplando con nuestros instrumentos y, al final, saldría algo totalmente distinto a la canción original. Una creación propia. Entonces, no sé si todo sale mejor improvisando, pero a nosotros nos funciona muy bien.

En el 2013 les nombraron ‘Mejor Banda Revelación’ en Buenos Aires. ¿Qué pasó a partir de entonces? En verdad ya nos han nombrado Banda Revelación en muchas ocasiones. Ese año, justo habíamos sacado nuestro primer disco y empezamos una gira muy larga. Nos permitió conocer nuevas ciudades, nueva música… El grupo empezó a crecer mucho artísticamente. Creo que fue algo que nos cambió la vida.

Han sonado en muchísimas partes del mundo, incluso por toda Europa, pese a la corta trayectora musical. ¿Cuál ha sido la fórmula del éxito? No hay fórmula. Lo único que se puede asimilar a un tipo de éxito es que el público de Buenos Aires, Chile, Colombia, Perú…disfruta mucho de nuestras canciones, se sienten identificados con las letras. En nuestros conciertos puedes ver gente de todo tipo y edad, incluso familias con niños.

Pero ser una banda undergroundEs que no creemos que haya un gran salto a la fama. Es más, lo peor que nos puede pasar es ir por la calle y vernos en uno de esos carteles que anuncian a famosos. Ese no es nuestro objetivo como banda, no tiene nada que ver con nuestra idea de grupo. Lo que nos gusta es hacer música y pasarlo bien de forma independiente.

¿Por qué suelen grabar en vivo? En realidad no tenemos ninguna fijación por el directo, pero es verdad que capturar ese sonido puro, con los sonidos y ruidos similares a estar tocando arriba del escenario, es algo que nos gusta mucho. Ese fue el objetivo al grabar ‘Agua Ardiente’. Sin embargo, ahora estamos grabando las nuevas canciones de una forma distinta.

No es la primera vez que vienen a España. ¿Qué comparación harían entre el público de aquí y el público del otro lado del charco? La verdad es que se parecen mucho, al fin y al cabo somos latinos. Recuerdo que, cuando nos dijeron que tocaríamos en Barcelona [Razzmatazz, en octubre del 2017], pensábamos que sería un concierto frío. Pero no fue así, sino todo lo contrario. En Bilbao, el mismo año, vinieron a vernos 15 personas de edades adultas y que desconocían nuestras letras, pero fue muy especial, algo íntimo. En verdad, en todos los sitios en los que hemos tocado de España y Latinoamérica nos hemos sentido muy arropados.

¿Y para cuándo nuevo disco? Pues tenemos muchas ganas, pero todavía no tenemos fecha exacta. Vamos grabando nuevas canciones a cada sitio al que vamos. En Madrid, hace unos días, acabamos de editar una canción. En Berlín también intentaremos ir a algún estudio a grabar nuevo contenido. Así surgen las cosas. Sin apuro.