'LLADRES I SERENOS'

Pedrolo y Fuster, los padres del 'noir' catalán

Jaume Fuster.

Jaume Fuster. / periodico

Anna Abella

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Andaba Jaume Fuster (1945-1998) empeñado en popularizar el término ‘lladres i serenos’ y, aunque no acabó de conseguir que llamáramos siempre así a la novela negra, sí logró popularizarla entre los lectores en catalán, perpetuando, cual perfecto discípulo suyo, el legado del maestro Manuel de Pedrolo (1918-1990). Sin ellos, padres indiscutibles del ‘noir’ catalán, el género no habría sido el mismo por estos lares, igual que no lo habría sido el ‘hard boiled’ estadounidense sin Hammett ni Chandler

Este miércoles se cumplen 20 años de la muerte de Fuster, autor de la emblemática ‘De mica en mica s’omple la pica’ (1972), a quien se recordaba el lunes en una mesa redonda de BCNegra, en una edición en la que también se reivindica al autor de ‘Joc brut’ (1965), en uno de los múltiples actos del Any Pedrolo, que conmemora el centenario de su nacimiento.  

Apunta el profesor y editor de Crims.cat Àlex Martín Escribà (Barcelona, 1974), que publica el ensayo ‘Jaume Fuster. Gènere negre sense límits’ (Alrevés), que, con permiso de Cèsar August Jordana o Domènec Guansé, la primera piedra la plantó Rafael Tasis, con ‘La Bíblia valenciana’ (1955), primera novela policiaca (o de enigma, que no negra), protagonizada por un reportero y un detective en la Barcelona de preguerra.  

La legendaria 'La cua de palla'

Luego, además de escribir, de entre su apabullante producción de 120 obras, cinco ‘noirs’ –‘Doble o res’ (guardada en un cajón durante años por la censura franquista), ‘Joc brut’, ‘Es vesa una sang fàcil’, ‘L’inspector fa tard’ y ‘Mossegar-se la cua’- fue Pedrolo, en 1963, al frente de ‘La cua de palla’, quien creó la colección más importante de novela negra en catalán (en Edicions 62). En ella, con traducciones de los mejores (Joaquim Carbó, Joan Oliver, Maria Aurèlia Capmany...), introdujo a los grandes de la época del ‘hard boiled’ americano (Hammett, Chandler, Ross Macdonald) y de Francia (Simenon). “Es lo que estaba en boga fuera y él quería demostrar que también podía funcionar aquí, en catalán. Llenó un gran vacío que teníamos desde Tasis”, señala la escritora y comisaria del Any Pedrolo, Anna Maria Villalonga (Barcelona, 1959). Aunque no logró estimular la producción en catalán, algo que sí hizo Fuster.

“El mérito de Pedrolo y Fuster fue lograr que contactáramos con la literatura universal”, apunta la escritora Margarida Aritzeta (Valls, 1953), miembro de Ofèlia Dracs, el colectivo creado por Fuster -en el que también embarcó a su mujer, Maria Antònia Oliver, Jaume Cabré, Carbó, Vicenç Villatoro o Josep Albanell-, que defendía la normalización del catalán a través de reivindicar la literatura popular, con géneros como el erótico, el misterio y el terror y el negro, y que de este último alumbró el volumen colectivo ‘Negra i consentida’

La modernidad

“Fuster era un líder capaz de impulsar cosas como la Associació d’Escriptors en Llengua Catalana y Ofèlia Dracs, para la que nos reclutó a muchos para escribir novela negra. Creía que esta, además de ser una herramienta literaria y de experimentación, podía utilizarse para la recuperación cultural del país, haciendo que la gente volviese a leer en catalán”, añade Aritzeta. 

Amante como Pedrolo del ‘hard boiled’ (el personaje de ‘Les claus de vidre’, Lluís Arquer, es un homenaje a Ross Macdonald), Fuster creó la otra gran colección de ‘lladres i serenos’, ‘La Negra’ (en La Magrana), y dirigió un tiempo anónimamente ‘La cua de palla’. “Gracias a él, el género entró en la modernidad y fue un innovador”, opinan Martín Escribà y Aritzeta, del autor de ‘Tarda, sessió contínua, 3,45’. “Era un avanzado a su tiempo. Nos animaba a usar el ordenador ya en 1985 y ligó el mundo del libro al audiovisual y el espectáculo público, con el teatro y el ‘show’ televisivo”, apunta la novelista.

Con ‘De mica en mica s’omple la pica’ y su protagonista, el ‘brètol’ y ‘pinxo’ Enric Vidal, señala el también coautor de ‘La Cua de Palla: retrat en groc i negre’, “en 1972, inauguró la novela negra de los 70 dos años antes que Manuel Vázquez Montalbán lo hiciera en castellano con la primera novela de Carvalho, ‘Tatuaje’ (ahora llevada al cómic). Hay que preguntarse por qué uno ha sido tan recordado y por qué Fuster tan olvidado”. 

Reivindicación necesaria

Por ello, los tres autores creen en la necesidad de reivindicarlo, a él y a Pedrolo, quien pese a su ingente producción y labor, ha quedado sepultado por su ‘long-seller’ ‘Mecanoscrit del segon origen’, lamenta Villalonga.

“Eran escritores comprometidos con la sociedad que les tocó vivir, con su literatura y su país”, opina Martín, que recuerda que Fuster hacía viajar a sus personajes por todo el concepto de los Països Catalans y eran conscientes de que “la novela negra es un elemento maravilloso para poner en entredicho los cimientos del sistema”.

Le secunda Villalonga. “Pedrolo era un gran transgresor. Su crítica a la dictadura es feroz. Defiende la libertad. Es antibelicista, de izquierdas y independentista ‘avant la lettre’ cuando se llevaba el autonomismo. Y era un personaje incómodo y molesto para una parte de la intelectualidad catalana. Por ello durante años ha sufrido el ostracismo”. Quizá sea hora de releerlos. 

El futuro del género en catalán

No se muestran del todo eufóricos <strong>y coinciden en “la necesidad de apertura y de abandonar el localismo”</strong>,<span style="font-size: 1.6rem; line-height: 2.6rem;"> pero opinan que la novela negra en catalán ha florecido en los últimos años y que existe una diversidad temática y estética importante, en la que hay que incluir a las propias Villalonga y Aritzeta como autoras. </span>