Deslumbrante Kate Royal en Vilabertran
La soprano británica impactó a la Schubertiada con una actuación de gran calado artístico y emocional
César López Rosell
Periodista
César López Rosell / Vilabertran
Belleza, elegancia y una extrema expresividad vocal y dramática. Kate Royal dejó la impronta de su categoría artística en la 25ª Schubertiada de Vilabertran. Su cristalino timbre de soprano lírica y una presencia escénica arrebatadora al servicio de los lieder de Schumann, Zumsteeg y Fauré dejaron anonadado al auditorio de la canónica de Santa Maria. Acompañada por el imprescindible maestro Malcolm Martineau, empezó cantando desde lo alto de sus tacones de aguja, que realzaban todavía más su estilizada figura, y acabó descalza y con el público a sus pies.
Entre damas británicas anda el juego. Después de la exhibición el día anterior de Sarah Connolly, era difícil pensar que, desde repertorios liederisticos diferentes, Royal pudiera tener idéntica capacidad de cautivar a unos seguidores tan especializados en el género como los de este festival. La cantante londinense, de 38 años, parecía sentirse muy responsabilizada. Muy meticulosa en la idea de dar sentido a cada nota de los ‘Liederkreis, op 39' de Schumann, basados en la colección de poemas ‘Intermezzo’ de Joseph Eichendorf, tardó un poco en dar rienda suelta a su enorme capacidad de expresar las sentimientos que laten detrás de esos poéticos textos. Pero pronto comprendió que la capacidad de dramatizar esas canciones, que nace en la expresión de sus ojos y se traslada a todos los poros de su piel, había conectado con los que ya eran unos entregados seguidores.
Con una contención y delicadeza sublimes, la soprano fue desgranando el exigente programa. El magnetismo inicial que emana de su atractivo físico había cedido el protagonismo a la fuerza de sus impecables interpretaciones. Ella sabe jugar con ambos componentes. Al final, en catalán, Royal agradeció el respeto con el que el público había seguido las 28 piezas interpretadas y les regaló una reiteradamente aclamada pieza de Henry Purcell. Temas sobre el paso del tiempo y la dialéctica entre la diferencia de sentirse en casa o en el extranjero unidos a los clásicos recursos románticos del influjo de la noche, la libertad en el bosque, el amor o la nostalgia del primer bloque de Schumann encontraron acomodo en su sensible voz.
María Estuardo
Pero si en la primera parte evidenció su preparación para enfrentarse al lied romántico alemán que recrea con un pulida dicción, en la continuación desplegó toda la densidad trágica de las piezas dedicadas a la historia de la reina Maria Estuardo, primero con el 'lied' de Johann Rudolf Zumsteeg y versos de Friedrich Schiller, y después con los poemas de Frieherr Vincke musicados por Schumann.
Tras impactar con el lirismo de las tres canciones de Fauré, entre ellas ‘La prisión’ en la que Paul Verlaine retrata la tristeza de la privación de libertad, Royal elevó el calado emocional del recital con ocho ‘lieder’ del citado Schumann. La interpretación de ‘Muttertraum’ (Sueño de madre) y ‘Allnächtlich in traume (‘Cada noche sueños’) y el ‘Abendlied’, que el martes bordara Goerne, dejaron huella de la dimensión de esta intérprete que vendrá a Barcelona en noviembre dentro del ciclo de lied de la Fundación Victoria de los Ángeles, Y es que la actuación de Kate fue verdaderamente Royal.
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