FESTIVAL DE CANNES

Clint Eastwood, vaquero por accidente

El director rehúye al mito en la clase magistral que ofreció en Cannes para acompañar el estreno de la copia restaurada de su clásico 'Sin perdón'

Clint Eastwood, en la clase maestra que ofreció en Cannes.

Clint Eastwood, en la clase maestra que ofreció en Cannes. / periodico

NANDO SALVÀ / CANNES

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“No se me ocurre nada más peligroso que tomarse en serio a uno mismo”, aseguraba Clint Eastwood, que probablemente es el único de los presentes en el Festival de Cannes que no toma en serio a Clint Eastwood: entre quienes intentaban acceder al teatro donde el director ha celebrado una clase magistral para acompañar el estreno de la copia restaurada de 'Sin perdón' (1992) ha habido, literalmente, heridos de diferente gravedad. Para algunos de los asistentes la odisea sin duda no habrá merecido la pena: sobre el escenario Eastwood ha hecho gala de la misma parquedad de palabra que sus personajes más icónicos. “Cuando miro hacia atrás y repaso cómo ha transcurrido mi vida… pienso que no debería pensar tanto”. Así todo el rato.

Casi de forma inevitable, Eastwood tiene una larga historia en común con este festival. No solo obtuvo de él una Palma de Oro honorífica en el 2009, sino que también fue presidente del jurado en 1994, cuando el triunfo en el certamen de 'Pulp fiction' (1994) causó algo parecido a un terremoto en el panorama cinematográfico. A lo largo de los años, asimismo, varias de sus películas han competido aquí, aunque 'Sin perdón' no lo hizo. “Nunca me han preocupado los premios, y creo que eso es parte de lo que me ha permitido mantener la serenidad a lo largo de los años”.

Ganadora de cuatro Oscars, aquella película fue la última de su filmografía adscrita a un género, el wéstern, del que asegura haber estado enamorado desde muy pequeño. “Crecí en los años 30, y por entonces todos los niños querían tener una pistola y cabalgar un caballo. Creo que lo que hace únicas las películas del oeste es que mantienen viva la fantasía de un héroe muy particular, el llanero solitario hecho a sí mismo”.

{"zeta-legacy-image-100":{"imageSrc":"http:\/\/2.bp.blogspot.com\/-T94LcX2J5jU\/VXDcQVygqFI\/AAAAAAAANx0\/sIbfyKVjOo4\/s1600\/sin%2Bperdon%2B1.jpg","author":null,"footer":"Clint Eastwood, en un fotograma de 'Sin perd\u00f3n'."}}La interpretación, recuerda, llegó a su vida por accidente. “En mi instituto estaban montando una obra teatral en la que uno de los personajes era un muchacho bastante atontado, y el profesor pensó que yo sería perfecto para el papel. La obra fue un éxito, porque era tan mala que resultaba graciosísima”. Tampoco fue la vocación lo que posteriormente, en los 50, lo animó a tomar clases de arte dramático. “Me di cuenta de que muchas chicas se apuntaban a ellas, y por eso yo también lo hice”.

Lo que vino después fueron nada menos que 60 años de carrera, delante y detrás de la cámara. Mientras hoy la repasaba, entre otras anécdotas, Eastwood ha recordado que los productores de su primera película como director, 'Escalofrío en la noche' (1971), eran reacios a pagarle un sueldo. “Y no me importaba; habría pagado yo por hacerla”. Afirma, asimismo, que aceptó protagonizar 'Harry el Sucio' (1971) porque la apetecía contar una historia transgresora: “Eran los años 70, antes de que nuestra cultura se viera azotada por la dictadura de la corrección política. Nuestra sociedad ha perdido el sentido del humor”. Y hablando de incorrección: preguntado por su experiencia junto a Meryl Streep, con la que rodó 'Los puentes de Madison' (1995), ha murmurado un “Sí… fue… divertido”, antes de torcer el gesto. Para qué más palabras.