CRÓNICA DE CONCIERTO
Els Amics de les Arts, complicidad total
El grupo barcelonés desplegó el cancionero de extremos de su nuevo disco, 'Un estrany poder', en una sala Barts volcada
Jordi Bianciotto
Periodista
JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA
En su nuevo disco, 'Un estrany poder', Els Amics de les Arts se dedican a llevar al extremo sus especialidades, de la más interiorista a la atolondrada, en una especie de 'selfie' hiperexpresivo, de la mano del productor escocés Tony Doogan, y sus directos son un reflejo de esa voluntad de reflejar todos los colores de su paleta. Unos 'amics' que, con una década de trayectoria a sus espaldas, son conscientes de sus virtudes y de sus límites, y saben el modo de conservar la fidelidad de sus fans.
Buena parte de las entradas de estas tres noches en Barts se compraron antes de que el disco viera la luz, como hizo notar Ferran Piqué tras abrir el concierto con un par de canciones de estreno, 'Les coses' y '30 dies sense cap accident'. Piezas pop altas de moral, con coros ceremoniosos, un poco épicos, y dinámicas invasivas, como unos Arcade Fire pasados por el folk coral. Formación esencialista, sin metales, con la sección rítmica a cargo de dos músicos con carrera propia, Pol Cruells (bajo) y Ramon Aragall (batería).
BUTACAS INÚTILES
Tocaron 10 de las 12 canciones de 'Un estrany poder', fundiéndolas con repescas de 'Ja no ens passa', 'Ciència-ficció', 'L’afer Sofia'… Modulando el tono pero obteniendo casi siempre la imagen de un público en pie coreando las letras. "Aquestes butaques em sembla que avui no serviran de res", indicó Piqué. En efecto, las canciones de Els Amics, incluso las menos rítmicas y más narrativas, invitan a ser compartidas, con el público alzado, viéndose las caras y disfrutando de una sensación de complicidad.
Reconocieron que no siempre las piezas que creían con madera de 'hit' han terminado siéndolo, y viceversa: la larga y serpenteante 'Louisiana o els camps de cotó', del disco 'Espècies per catalogar' (2012), es un clásico indispensable de sus conciertos, y en Barts dialogó con el sentido 'crescendo' de 'El vent tallant' y, en un sentido contrario, esta loca canción llamada 'Apologia de la ingenuïtat', con ritmo swing, exclamaciones y un toque de country. Momento de exaltación: "Anem una mica més amunt!", anunció Dani Alegret antes de rescatar 'Les meves ex i jo'.
En la traca final, la sarcástica 'El seu gran hit', parodia del éxito comercial, recibió honores de clásico, decorado con sendas bolas de espejos y superando incluso el alboroto provocado por la canción precedente, 'Jean-Luc'. Con 'Casa en venda' se pusieron serios y un poco pomposos. No hacía falta. Corrigieron el tiro en '4-3-3' y 'El matrimoni Arnolfini', un colofón de fiesta como corresponde a un concierto de Els Amics.
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