CRÓNICA
Apabullante Gergiev con Shostakovich
Deslumbrante fusión de la Orquesta del Mariinski y la OBC con la monumental 'Cuarta sinfonía' de Shostakovich. Más de 10 minutos de apasionados bravos y aplausos premiaron, el sábado, la gesta conseguida con esta insólita iniciativa del Auditori de unir a las formaciones bajo la batuta del todopoderoso Valery GergievValery Gergiev. Un día antes los rusos habían deslumbrado, en la temporada de Ibercamera, con un maratoniano concierto coronado por el tercer acto de 'Tristán e Isolda' con un rutilante reparto encabezado por Eva-Maria Westbroek y Mijail Vekua.
El paso del 'ciclón Gergiev' por Barcelona asumiendo un complejo doble programa es de los que se recordarán como un hito de la clásica. A la inusual intensidad del reto, solo al alcance de alguien con el carisma y la energía del maestro ruso, hay que unir la sinergia entre los músicos que han participado en esta experiencia, así como la de los solistas de la sesión sinfónica y operística del viernes.
FANTÁTICA ALQUIMIA
Al término de la velada del sábado, los 131 músicos participantes en esta experiencia se felicitaban por lo mucho que les había aportado esta inmersión en un compositor que los rusos tienen incorporado a su ADN y que la OBC interpreta habitualmente. La mezcla de los lenguajes musicales eslavo y mediterráneo funcionó a la perfección bajo la atenta y detallista dirección del zar de la música. La cuarta de Shostakovich sonó grandilocuente pero también matizada, expresando todo la carga de una obra escrita en 1935 en un clima de terror para un autor acusado de desviarse de la línea oficial estalinista. Los grandes sentimientos de la obra afloraron con una fuerza y tensión inusitadas, circunstancia a la que no era ajeno el hecho de que se doblara la cuerda orquestal, hasta llegar a los 80 elementos, y también las secciones de viento y percusión, pero consiguiendo un difícil equilibrio sonoro.
DESQUITE
En el concierto del viernes, Gergiev se desquitó del mal recuerdo dejado por una errónea elección del reparto en la versión completa del concertante de 'Tristán e Isolda', en el 2015 en el Liceu. En esta ocasión, y para recrear el tercer acto de la ópera dispuso de un magnifico 'cast', encabezado por una entregada Eva Maria Westbroek, que exhibió poderío vocal y luminosa expresividad, tanto en la recreación de la muerte de Isolda como en la escena final de la ópera 'Salomé' de Strauss que precedió a la obra de Wagner. La cantante superó las dificultades de una orquestación fuerte, al tener que estar situada junto a los músicos en el escenario.
Mijail Vekua estuvo a la altura de las exigencias de Tristán y fue casi tan ovacionado como Westbroek. Espléndido Evgeni Nikitin (Kurwenal), y estupenda Yulia Matochkina (Brangane) así como Pavel Schmulevich, que cumplió como Rey Marke. El resto del reparto mostró, junto a la orquesta, un buen nivel con Wagner demostrado también al inicio con su versión del preludio del primer actor de 'Lohengrin'.
La recreación del 'Concierto para piano, número 1' de Liszt sirvió para demostrar la versatilidad de la formación rusa en un programa de acentos románticos y el virtuosismo del pianista George Li, cuya vibrante actuación le obligó a ofrecer una bis. Fue una aclamada cita que se alargó hasta casi la medianoche, pero que dejó la huella del trabajo musical bien hecho.
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