CRÓNICA

Asaf Avidan, el cantautor distinto

El músico israelí se puso el Auditori en el bolsillo en un hiperexpresivo recital en solitario

Asaf Avidan, en el concierto que ofreció el martes en el Auditori.

Asaf Avidan, en el concierto que ofreció el martes en el Auditori. / periodico

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Asaf Avidan abre la boca y la audiencia se siente inmediatamente interpelada al oír su voz de ciervatillo herido por el mal de amores y el dolor del mundo. Figura de aires desvalidos pero dueña de la situación, une maneras de cantautor tradicional y sacudidas heterodoxas con vistas al soul, el blues y el cabaret valiéndose de la electrónica, dando forma a un ‘one man show’ que conquista terreno ‘in crescendo’, como vimos este martes en el Auditori.

El recital del cantante israelí en el Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona dejó claro que es un artista distinto, que hace arquear las cejas, primero, por esa voz que transmite una emotividad ‘hardcore’, si bien a veces se pasa luciéndola (ese estiramiento final de nota en ‘Love it or leave it’), y luego porque da la sensación de que hace lo que le da la gana tanto con sus canciones como con el público. Si quiere evocar a los trovadores clásicos, ahí está ese ‘coheniano’ ‘Is this it’, que abrió la noche. Si es momento de demostrar que es un cantautor de la nueva era, ‘Bang bang’ (de su último disco, ‘Gold shadow’) da al concierto un buen meneo con su laúd ‘sampleado’ y su trance apuntando a oriente.

CARISMA Y FALSETE

Y si conviene meter del todo a sus fans en el recital, es capaz de soltar conmovedores parlamentos sobre la pureza de corazón o de bromear con sus extremos agudos vocales (“hay gente que tiene carisma, yo tengo falsete”, ironizó en una frase para esculpir), todo ello entre soplido de armónica evocando ‘Summertime’ y embestida de blues destartalado con acento ‘dylaniano’. Y poco a poco te va metiendo en su mundo porque te sorprendes especulando sobre qué va a ocurrir al minuto siguiente, si seguirá la pista del coro gospeliano de ‘Her lies’ o se asentará el electro-folk de esa pieza nueva, aún no grabada, llamada ‘Pushing’, o todo lo contrario.

Su perfil vulnerable da una identidad emotiva a todo el conjunto por encima de su principal ‘hit’, ‘One day / reckoning song’, o de la sencilla e intensa ‘Different pulses’. Así fue en un Auditori que terminó comiendo de su mano, excitándose con ‘The devil and me’ para acto seguido apaciguarse con ‘The labyrinth song’, reencuentro con los arpegios ‘cohenianos’. Avidan, ese gran seductor.

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