Est Oest, pop entre la neblina

Resuenan, en la escena catalana, los tambores del mestizaje y la verbena, pero aún hay espacio para el pop. "Un pop sin ideología pop, no de canciones radiantes de estribillos perfectos, sino entre rural y antiguo, de salón y chimenea y de textura granulada", explica Joan Rial, cantante y guitarrista de Est Oest, grupo que este viernes (20.00 horas) se presenta en el ciclo 'Born de cançons', por el que pasarán en las próximas semanas otros cinco artistas: Eduard Iniesta, Víctor Nin, Joan Rovira, Pep Sala y Max Villavecchia.

Est Oest es un quinteto de Vic que ganó el concurso Sona 9 del 2015, fichó luego por el sello LAV Records, de Miqui Puig, el excantante de Los Sencillos (a  quien los chicos consideran "un mini-padre") y la pasada primavera publicó su primer disco, 'Fortuna'. En sus filas hay músicos de variado historial, "del jazz al punk" (uno de ellos, Martí Ferrer, es hijo de Ramon Ferrer, exguitarrista de Duble Buble), y sus sensibilidades confluyen en ese pop de puertas abiertas, en el que ha jugado un papel el productor del trabajo, Jordi Casadesús (La Iaia). "No queríamos un disco de pop pijo y Jordi nos ayudó a elaborar el sonido propio de cada uno de los miembros de la banda haciéndonos ver que una misma nota puede sonar de maneras muy diferentes en función de cómo la tratas".

MARES Y BOSQUES

Sus canciones llevan títulos reducidos a una sola palabra: 'Aire', 'Mirada', 'Camí'... Rial, el letrista, tiene un pasado como oyente de folk americano (de Seeger y Dylan a sus paisanos Els Esquirols) y admite una "herencia hippie" que se expresa en su tendencia narrativa hacia "los elementos naturales: caminos, mares, bosques…", en contraste con su "música bastante urbana". Pero su voluntad es que los textos sean "un elemento más de la canción", donde la arquitectura sonora, con guiños a las capas de guitarras con efectos propias del 'shoegazing', es un elemento central. Por esa razón no son muy amigos de los recitales acústicos.

Est Oest es hijo del ambiente musical de Vic y aunque Rial se muestra más bien frío con las atenciones mediáticas dispensadas a la densa escena de Osona ("no nos merecemos tantos elogios"), sí hay en su propuesta rastros de identidad que atribuye a un cierto carácter autóctono. "La niebla, la melancolía y que en invierno queremos el verano y en verano añoramos el invierno", apunta el cantante, responsable de definir, junto con Ferrer, la estructura inicial de las canciones. "Yo suelo comenzar con alguna idea bonita y desnuda y luego se la llevo a Martí y la estropeamos", ironiza. Su canción más popular, 'Margarida', con un estribillo pegadizo coronado por un soleado "pa, pa, pa, pa", representa la antítesis de su discurso. "Intenta ser una parodia de la canción que no queremos hacer, y es la que nos ha funcionado mejor", suspira.

Tras pasar por escaparates como el Vida Festival, Primavera als Bars, Acústica y el Mercat de Vic llegan al Born mientras piensan ya en recluirse este invierno para grabar nuevas canciones. Rial dice ser consciente de que "esto es una carrera de fondo".