IDEAS

La chica de cuero

RAMÓN DE ESPAÑA

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En la música pop, no son lo mismo las chicas de cuero que las chicas en cueros; que son, ahora mismo, las que controlan el panorama y a las que todo el mundo ríe las gracias. Una de ellas, Madonna, aunque ya tiene una edad respetable, acaba de hacer una broma picante y muy celebrada al prometer mamársela a todo aquel que vote por Hillary Clinton (mirando a los ojos y tomándose su tiempo, ha precisado la procaz cacatúa). Pero cuando una chica de cuero como la gran Chrissie Hynde dijo que la habían violado de adolescente y que ella misma se lo había buscado por meterse donde no debía con quien no debía, se le echó encima toda una jauría de biempensantes que no le permitían ni tener una versión propia de su propia desgracia.

Aparecen ahora entre nosotros las memorias de la señora Hynde (Akron, Ohio, 1952) por cortesía de la editorial Malpaso, y en ellas queda meridianamente claro -no es que hiciera falta- que las chicas de cuero suelen ser más listas, más valientes y más relevantes en el mundo pop que las chicas en cueros empeñadas en convertir el rock en una variante de los espectáculos de 'varietés' de toda la vida. En 'A todo riesgo'la líder de los Pretenders -extraño nombre para un grupo que jamás flirteó con la impostura o la simulación- cuenta su vida con la misma desinhibición con la que abordó en público su violación juvenil.

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Si alguien simboliza mejor que nadie lo que debe ser una mujer en un negocio de hombres como el rock, es Chrissie Hynde, alguien capaz de abandonar su ciudad de provincias -conocida durante años como Rubber City (Ciudad de goma) porque ahí se fabricaban los neumáticos para General Motors y de donde también surgió Devo, uno de los grupos más estimulantes de finales de los setenta-, marcharse a Londres para formar una banda en condiciones -aunque trufada de yonquis que la diñaron más pronto que tarde-, tener un hijo con su héroe de adolescencia, Ray Davies, alma de los Kinks, y componer canciones como 'Don't get me wrong' o 'Back on the chaingang'que una vez oídas no te abandonan jamás.

Dicen que la actitud lo es todo. No puedo estar más de acuerdo, pero ciertas actitudes son mejor acogidas que otras: las chicas en cueros han ganado por goleada a las chicas de cuero, llegando a robarles el feminismo para convertirlo en una parodia cabaretera que promete felaciones democráticas.