Los zombis suben al tren

'Train to Busan' convence en Sitges con su relato de apocalipsis sobre raíles

Fotograma de 'Train to Busan'.

Fotograma de 'Train to Busan'. / periodico

JUAN MANUEL FREIRE / SITGES

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Desde su primera película, la animada 'The king of pigs', el director/guionista surcoreano Yeon Sang-ho explora aspectos oscuros de su país, como su alto grado de jerarquización y estratificación social. En su primer largo de imagen real -especie de continuación de 'Seoul station', también incluida en Sitges 2016-, reincide en este proyecto: un brote zombi coge casi por sorpresa a los viajeros de un tren y entre los que peor se portan figuran algunos con buena cuenta corriente.

Uno de ellos es Seok-woo (Gong Yoo), gestor de fondos seguramente "acostumbrado a apalear idiotas", como le dice uno de sus compañeros de batalla antes de pedirle que se ponga las pilas con los zombis. El recién separado Seok-woo viaja a bordo del tren para acompañar a su hija, Su-an (Kim Su-an), a celebrar su cumpleaños con su madre. Ante los ojos de la pequeña pasará de ser alguien que ondea el lema "cada uno por su lado" a héroe salvador de moralidad actualizada.

Cuando parecía que el subgénero zombi había sido explotado hasta la náusea, llega 'Train to Busan' y lo revive a base de ingenio y, aunque cueste creerlo, una extraña verosimilitud. Al contrario que en 'Guerra mundial Z', a la que puede recordar por momentos, aquí la infografía se usa de forma contenida; algunos de los momentos más impactantes se consiguen con efectos tradicionales o leves trucos de montaje. En el Auditori del Meliá se escucharon gritos ahogados, además de risas o aplausos bien ganados. Es un festival de película, a pesar de sus tramos de oscuridad misántropa.

VIAJES AL FIN DE LA NOCHE

Dos películas vistas hoy también a concurso se desarrollaban en clubs de distinto pelaje. Por un lado, la discoteca donde dos jóvenes sirenas se convierten en reclamo estelar en 'The lure', de la polaca Agnieszka Smoczynska. Y después, el bar de karaoke donde se instalan un puñado de personajes a la fuga de sí mismos y su pasado en 'Karaoke crazies', del surcoreano Kim Sang-chan, en su primer filme en nueve años.

Paisajes fascinantes con personajes insólitos en su interior: eso es casi todo lo mejor que ofrecen ambos títulos, cuyos desarrollos argumentales dejan bastante que desear. Puestos a elegir, nos quedamos con 'The lure', aunque solo sea por atreverse a ser un musical cuando ya apenas se hacen. Y con sugestivo repertorio synth-pop.