Magia e ingenio en Vic

La primera jornada del Mercat de Música Viva se movió entre los extremos del ensoñador 'Oceanes', de Clara Peya, y el 'conspiranoico' montaje de 'Festa de balls per salvar el món'

Clara Peya

Clara Peya / periodico

JORDI BIANCIOTTO / VIC

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Las miradas críticas al mundo se expresaron este miércoles, en la jornada inaugural del 28º Mercat de Música Viva, a través de sensibilidades muy distintas, que recuerdan la inmensidad de registros que admite cualquier posición artística, incluida aquella tiene que ver con la denuncia social o política. De la sutileza extrema poética de Clara Peya a la propuesta más bien delirante de ‘Festa de balls per salvar el món’, Vic encaró la realidad con su lista de enmiendas a punto.

En el teatro Atlàntida, Clara Peya pre-estrenó sus ‘Oceanes’, cuya versión discográfica no saldrá hasta enero, en un formato reducido, con tan solo la voz de Sandra Sangiao, diáfana y elevada, y los abstractos ‘Life electronics’, acompañados de ‘slide guitar’, de Panxii Badii. Composiciones enlazadas, sin pausas, con las que Peya interpeló a las figuras femeninas significantes en su vida a través de un cristal mitológico. Dirigiéndose a mujeres a través de una voz de mujer, diálogo que rompe tradiciones hegemónicas, y combinando armonías ensoñadoras con violentas pulsaciones del arpa del piano. Una experiencia tan musical como plástica.

BAILES CON CONSECUENCIAS

En ‘Festa de balls per salvar el món’, en cambio, primaron el humor y el juego con mensaje a partir de la ocurrencia de que detrás de las desgracias globales hay siempre una canción fatal que la precipitó. Beyoncé, como causa de la caída del índice NASDAQ o el reggaeton ‘La gasolina’, asociado al tsunami del Índico. “Las coreografìas pueden provocar catástrofes”, advirtió el actor Jordi Vilches en este musical teatral dirigido por Miguel Ángel Blanca (Manos de Topo) y arropado por las reconstrucciones de esos ‘hits’ a cargo de Joan Colomo, Edu Pou (Za!) y Sara Fontán. Objetivo: exorcizar el poder del baile como medio para alterar la realidad. Aunque entre el público de la Carpa Negra hubo más perplejidad y sonrisas que coreografías.

Se bailó muchísimo más, horas después, en el festín, clásico pero muy comunicativo, de Funkystep & The Sey Sisters, que abarrotó el mismo recinto. Clímax de una jornada en la que volvió a brillar, como una semana atrás en el Altaveu de Sant Boi, Maika Makovski con su ‘Chinook wind’, aquí en calidad de espectáculo inaugural.