IDEAS
Y al final mueren todos
Que lo importante de las historias y de los chistes es cómo se explican más que cómo acaban lo saben tanto nuestros políticos como nuestros humoristas. Un buen amigo de Elche también lo aprendió en una primera cita.
Ese 8 de enero de 1998, Damo (así lo llamaremos) ya soñaba con arrumacos en el palmeral, la luna colgada como la medalla que ganara una nube, cuando la charla tomó otro rumbo. La chica ardía en deseos de ver 'Titanic' y nuestro amigo, de hacerle la maniobra de Heimlich en la proa de algún barco. Pronto se pasaría de listo y se quedaría de piedra caliza:
-Lo malo de esta película... -dijo- es que ya sabes como acaba.
-¡No me lo digas, no me lo digas! –gritó ella.
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Otro amigo vivió conflictos similares con los finales. Aunque era un buen niño que se ha convertido en un gran tipo, una intriga familiar y una ascendencia germana lo empujaron a una extraña fijación por el Tercer Reich. Cada vez que ponían por la tele una película de la segunda guerra mundial, la vivía como si fuera un derbi de final abierto. Él iba con los alemanes, así que esperaba la resolución de cada filme con el corazón palpitante y sufría un berrinche morrocotudo cuando (menos mal) perdían. "La próxima vez a ver si los despistan entrando por Calais", pensaba, manejando sus tropas de madelmans.
Tanto la chica de Elche como el niño germanófilo no sabían (ni les importaba) que la Historia ya había escrito esos desenlaces. Y algo así sucede con la exitosa novela 'Las chicas', la recreación libre de la secta de Charles Manson que ha firmado Emma Cline. Podemos saber qué sucedió con ese harén pastoreado por el sociópata más célebre de los 60, pero nos conmueve cómo esta joven autora atrapa la fascinación que por él siente una muchacha de 14 años.
A esa edad ya conocemos nuestro final, el 'spoiler' definitivo: una certeza (nos vamos a morir), un consuelo algo cutre (no seremos los únicos) y un deseo (cuanto más tarde, mejor). Y no por ello perdemos el interés en vivir. O en leer, que es, en realidad, la única forma de vivir muchas vidas en el tiempo limitado que nos da la única que tenemos.
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