Raynald Colom, en busca de su generación

Raynald Colom abre el viernes (18 horas, Plaça de Sant Francesc) la primera edición del festival Essències, de Montblanc. Presenta nueva banda, el cuarteto Steel, con el saxofonista norteamericano Logan Richardson como invitado. Su disco anterior, 'Rise' 'Rise', publicado por un sello francés y aplaudido por la prensa internacional, nunca pudo presentarlo en Catalunya. Esta vez no hay álbum y quizás no lo habrá nunca. Por ahora ha publicado una única canción, 'A.I.', un 'groove' de funk envuelto en sonidos sinuosos de guitarra eléctrica que pronto tendrá videoclip. "Los tiempos han cambiado y el sistema está obsoleto. Prefiero sacar un 'single' porque va más de acuerdo con los tiempos. Y luego, si tienes una buena colección de piezas, puedes hacer un álbum. O un libro de arte en colaboración con un fotógrafo joven que he conocido, que como proyecto me parece mucho más estimulante".

El trompetista franco-catalán sabe cómo funciona la industria. Tras una mala experiencia con una discográfica local ya desaparecida, volvió a Francia, el país donde vivió de pequeño, para reorganizar su carrera. "No sé si tengo que montar mi propio sello o qué, pero cueste más o menos, ahora el control lo tengo yo", asegura. El dinero de las ventas del 'single' irá destinado a la plataforma Stop Mare Mortum, que trabaja para promover cambios en la política de extranjería de Europa. Antes intentó abordar el drama de la inmigración desde el escenario, con un ambicioso proyecto llamado 'Re-fugees', que no dio los resultados artísticos que esperaba. "Creo que Steel es más introspectivo. Se puede reivindicar de otra manera, no hace falta ser tan literal".

HACERSE MAYOR

La temporada en París también le sirvió para poner en orden sus ideas sobre quién es como artista. "Antes igual me preocupaba si sonaba a otra cosa o era lo bastante auténtico. Ahora vivo cada vez más libre y me da igual", asegura el trompetista, que a lo largo de su carrera se ha peleado y reconciliado varias veces con la tradición del jazz y con Barcelona, que hoy, tras probar suerte en Nueva York y volver a Francia, vuelve a ser su ciudad. "Será el hacerse mayor", dice con media sonrisa. "Yo soy un francés que llegó de niño a Catalunya sin hablar ni catalán ni castellano, un blanco europeo que hace música americana y una persona con mucha curiosidad. De joven quieres abarcarlo todo. Pero todo eso ha hecho que ahora mi música tenga más empaque".

Empezó su carrera encuadrado en el jazz moderno, se acercó al soul, volvió la mirada a la clásica que estudió de muy joven y exploró a fondo el flamenco. Steel le permite jugar más que nunca con estéticas distintas y con la tecnología. El que será el próximo 'single' lo ha construido en el estudio grabando él mismo casi todos los instrumentos en colaboración con el heterodoxo guitarrista David Soler, su mano derecha en Steel y pieza fundamental para construir ambientes sonoros en este proyecto. La música de Steel se cocina más en el estudio que en el local de ensayo, en una lógica más cercana al hip hop y al pop que al jazz. "Recuerdo mucho un concierto de hace tiempo en Vilafranca. La sala estaba a reventar. Toqué, y cuando abrí los ojos pensé: 'Todo el mundo es de la edad de mis padres'. Es genial que estén aquí, pero ¿qué conexión tenemos, si vivimos vidas distintas? Yo me muevo con gente de otra generación. Y ahí también hay un público que está educado, pero tenemos que aprender a llegar a él".

El Essències, que se presenta como un festival de música negra, gastronomía y actividades familiares, celebra su primera edición de viernes a domingo en Montblanc. En la programación, con fuerte presencia de músicos locales de jazz, destacan la cantante Eska (sábado, Claustre de Sant Francesc), que presenta un debut nominado a los premios de la música británicos, y el veterano vocalista londinense de soul Omar (viernes, Plaça de Sant Francesc).