RECUERDO MUSICAL

Un viaje al genio de Bowie

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IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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David Bowie no le gustaba repetirse. Tampoco los imitadores. La creación era un viaje, personal, sí, pero no solitario. Y al Duque Blanco no solo no le importaba tener compañía, sino que buscaba todo su potencial.

Eso cuentan algunos de quienes estuvieron en ese viaje, como Mark Plati, el productor que empezó a trabajar con Bowie en 1996 en 'Earthling' y que luego le acompañó en las giras de 'Hours' y 'Heathen'; o Henry Hey, que fue el director musical de 'Lazarus', su último empeño multidisciplinar; o Catherine Russell, vocalista e instrumentista en la gira de 'Heathen' y en el disco 'Reality'. Y los tres forman parte de la banda de antiguos colaboradores que se ha unido para participar junto a artistas españoles en dos conciertos de homenaje a Bowie, organizados por la plataforma Junt3monos, en Madrid (1 de julio) y Barcelona (2 de julio, sala Razzmatazz). Alberto Jiménez, Anni B Sweet, Eva Amaral, Helena Miquel, Javier Vielba, Joana Serrat, Juan Alberto, Julio de la Rosa, Maika Makovski, Shuarma y Zahara serán los músicos locales encargados de intentar canalizar el legado del británico.

MISIÓN IMPOSIBLE

Nadie espera reproducir el inabarcable talento de Bowie, una misión que ya ha quedado demostrada imposible en otros homanejes desde su muerte. Y el mensaje es "el mismo en cualquier país o ciudad: permitir entender el auténtico genio de Bowie y también su increíble humanidad", según contaba recientemente Hey en la neoyorquina sala Gibson, la misma donde prepararon 'Lazarus' y donde han estado ensayando antes de viajar a España.

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Fueron él y Plati quienes, en "una reunión regada con rioja", prepararon la lista preliminar con canciones para el concierto, con la "rabia" de tener que dejar fuera infinidad de composiciones de un artista prolífico como pocos pero con el objetivo de tener al menos un recorrido musical que recuerde su enorme talento, su "inagotable curiosidad". Pidieron a los artistas españoles que eligieran las que les gustaría interpretar y, viendo vídeos de sus trabajos, trataron de discernir ese algo tan etéreo como quién parecía tener el "instinto" para escoger el tema apropiado y "quién sonaba emocionalmente" más conectado a la música.

DAR LAS GRACIAS

Ese es el verdadero tributo, según Russell, que recuerda con una sonrisa cómo la primera vez que vio a Bowie este se acercó hasta su teclado y le dio las gracias por estar en la banda. "La gente, otros músicos, no hacen nunca eso, pero él nunca dejó de dar las gracias. Nunca le decía a nadie 'tienes que hacer esto así' ni obligaba a hacer las cosas de determinada manera sino que preguntaba '¿cómo lo hacemos?'. David quería lo que tú aportabas a la música y por eso cada banda que tenía sonaba diferente, porque sacaba la esencia de la persona para que expresara su música".

Esa búsqueda constante de la inspiración y de los nuevos sonidos, la inagotable curiosidad, la voluntad de hacer, antes que nada, "algo bueno", definen a Bowie para sus colaboradores tanto como otra palabra que repiten todos: "libertad". Y ese cóctel es el que creó una estrella posiblemente irrepetible. "Sabía lo influyente que era. Y tenía ego, porque hacer lo que hizo sin un tremendo ego es imposible, demasiado duro", cuenta Plati. "Pero sabía cómo manejarlo y sabía lo que era importante. Y eso es lo que no he visto en ningún otro artista: tener tan claro esa visión de adónde quería ir y seguir siempre moviéndose".

DE BOWIE A PRINCE

La única referencia comparable que encuentra el productor es Prince, otro genio desaparecido este año con quien también trabajó. Porque aunque eran "totalmente diferentes, y David era un caballero británico, educado, con esa cosa inglesa, los dos compartían eso, no querer parar nunca".

Plati no suena muy optimista a la hora de buscar herederos. "Bowie salió de los años 60 y el mundo estaba listo para algo como él. Ahora no sé para qué está listo el mundo", dice. "De vez en cuando trabajo con alguien que pienso que es bueno, pero no sé cómo van a conseguir conectar. Si hay jóvenes 'bowies' o 'princes' no sé cómo van a destacar para que los conozcamos tal y como funciona la industria ahora, con lo que nutre la industria ahora, y eso que ni siquiera debería usar el verbo nutrir".

Quizá, por eso, solo queda recordar. Y rendir homanaje.