el personaje de la semana

Pedro Almodóvar, el «figurante» de Panamá

La filtración ‘off shore’ ha empañado el estreno de la película número 20 del director español más internacional, ‘Julieta’, un drama tan seco como brillante que ha pisado el festival más importante del planeta. El cineasta ha aprovechado Cannes para echar balones fuera y señalar con el dedo acusatorio a la prensa española.

El «figurante» de Panamá_MEDIA_1

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POR OLGA PEREDA

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Pedro Amodóvar (Calzada de Calatrava, Ciudad Real, 1949) es el maquinista de un «tren sin frenos». Su labor es «mantenerse en la vía solucionando» cualquier problema que aparece en el camino. Así define su oficio el cineasta con el que sueñan trabajar todas las actrices del mundo. El maquinista acaba de firmar su película número 20, Julieta, con la que ha pisado, por quinta vez en su laureada carrera, el festival más importante del planeta: Cannes. Sin embargo, conducir el tren sin frenos ha sido esta vez mucho más difícil. Y la culpa la tiene la gigantesca piedra que ha aparecido en la vía. No se sabe mucho de ella, más allá de que se llama Panamá.

Tras el pinchazo artístico de Los amantes pasajeros (una comedia que no hacía reír), Almodóvar ha vuelto a su hábitat natural: el drama y el universo femenino. Julieta es su película más seca. La menos barroca. Es el absorbente y brillante retrato de una mujer que fue luminosa en su juventud y que por, una tragedia familiar, se convierte en un ser atormentado. Un Almodóvar en estado puro acogido entre aplausos en Cannes y que se ha hecho fuerte en la taquilla francesa, ocupando el más que noble puesto número dos.

En España, sin embargo, el público pinchó. «Los peores resultados de mi carrera», asume el director. ¿La culpa fue de Panamá? ¿Alguien lo sabe a ciencia cierta? No. ¿Pudo influir? Quizá. «Es difícil de saber, pero por supuesto no le ha hecho ningún bien».

Días antes de que Julieta aterrizara en los cines españoles (el 6 de abril), el apellido Almodóvar apareció en los papeles de Panamá, la mayor filtración periodística de evasores en paraísos fiscales de la historia. El cineasta dio la cara en forma de comunicado, pero, tras una meditadísima decisión de su equipo, suspendió las entrevistas con la prensa. Las que salieron publicadas -por ejemplo, la de este diario- fueron realizadas con semanas de antelación, cuando la palabra Panamá no existía en su currículo.

Sin salir al ruedo

Pero la piedra apareció en la vía del tren. El maquinista sin frenos -que habitualmente es exquisito con el trato a la prensa- no salió al ruedo y dejó que fueran sus actores los que hablaran de Julieta. Días después, eso sí, quiso aparecer en la televisión autonómica de Castilla-La Mancha, donde dejó claro lo que ya se había subrayado en el comunicado: que El Deseo (nombre de su productora) es cosa de dos. Que Agustín Almódovar lleva la economía. Y Pedro, exclusivamente, el arte. Es decir, que fue su hermano, el gestor de la empresa, el que decidió («mal asesorado») constituir en las Islas Vírgenes Británicas una sociedad en 1991, que «se dejó morir sin actividad» en 1994 porque «no encajaba» con su forma de trabajar.

«Mi ignorancia no es una excusa. Soy absolutamente responsable, junto a Agustín, y asumo las responsabilidades que haya o que puedan surgir por estar en esos papeles infames», sentenció el director ante las cámaras de la televisión manchega.

'Reality show' 

En Cannes también le ha tocado hablar de Panamá. Lo hizo en el encuentro con los reporteros españoles desplazados al festival, pero también en la multitudinaria e internacional rueda de prensa, donde remarcó que tanto él como su hermano son «meros figurantes» en los papeles de Panamá. Los extras de la película. «La prensa española nos ha tratado como protagonistas. Y eso es muy injusto. Aún no se ha llegado al fondo del asunto. En fin, si a ti no te ha impedido ver la película [señalando al periodista que había realizado la pregunta], y te ha gustado, espero que al resto del público le pase igual», añadió el director, consciente, quizá, de la adoración que siente Cannes por su filmografía.El festival francés ya le aupó como mejor director con Todo sobre mi madre (con la que se embolsó uno de los dos Oscar de Hollywood que se ha ganado a pulso) y como mejor guionista por Volver.

«Aplaudo la filtración, ojalá que se termine con los paraísos fiscales de una vez, pero estoy en desacuerdo con la mercantilización de la información. Y ese es un asunto sobre el que los medios deberían reflexionar», añadió en relación al reality show en el que, a su juicio, se ha visto «obligado a participar». Esta declaración, sumada a «no siento un ápice de culpa», no deja de sonar a un intento de Almodóvar -bestia negra de la caverna mediática- para echar balones fuera y señalar con el dedo acusatorio a (¿todos?) los medios.

«Soy un desastre social»

Entre Cannes, Julieta y Panamá, Almódovar ha roto una de sus reglas vitales: descansar mucho. Cosas de la edad. Y de la salud. Julieta la rodó tras una operación de espalda de la que ya está recuperado pero que le asustó bastante. Es la primera vez que se ha puesto a dieta, «severa y real». Si en los años 80 y 90, Almodóvar fue un torbellino social, ahora está en la fase de estar a gusto en casa. La espalda le molesta. No oye de un oído. Tiene fotofobia. No bebe. No fuma. «Socialmente soy un desastre», admite al mismo tiempo que asume que, con toda probabilidad, se haya aislado más de la cuenta. Pero es que ya no tiene la vitalidad de antes, ya no es ese niño de posguerra que se enfrentó a unos padres conservadores que le habían buscado un puesto fijo en el pueblo. Cuando se marchó de casa, su padre le amenazó con llamar a la Guardia Civil. A él le dio igual. Tenía muy claro que su futuro estaba en Madrid, en la libertad y en el cine.