CRÓNICA TEATRAL

'L'amant', el juego de los deseos ocultos

Guido Torlonia dirige con elegancia a Pep Planas y Alicia González Laá en la excitante comedia de Pinter que presenta el Teatre Akadèmia

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CÉSAR LÓPEZ ROSELL / BARCELONA

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El latigazo inicial de la función sacude al espectador. "¿Viene tu amante hoy?", pregunta sin tapujos Richard, el marido de Sarah, antes de dejar la casa de las afueras de Londres donde habita este estable matrimonio burgués. Ella, con un mohín tan mimoso como gatuno, dirá que sí y, respondiendo a las tranquilas preguntas que él le hace, añadirá que esta vez la cita será en la misma casa donde convive la pareja. El esposo, hecho un pincel con su impecable traje, dejará que su mujer le arregle el nudo de la corbata y, sin más demora, emprenderá su traslado a la City acompañado de su inseparable cartera.

El juego de máscaras de 'L’amant', de Harold Pinter, no ha hecho más que empezar. Y la versión que dirige el italiano Guido Torlonia en el Teatre Akadèmia incentivará, con una dramaturgia explícita en los insinuantes gestos y en la elegancia de la puesta en escena, la fina ironía de este relato que incide en la disección del mundo de la pareja, explorando sin tabús los límites de los deseos ocultos como fórmula para romper la monotonía de la vida cotidiana de la pareja. La reafirmación de la relación de pareja llega aparentemente con la aceptación de la infidelidad como chispa para sostener el amor y la pasión y saltarse las convenciones establecidas.

GATO ENCERRADO

La hábil trama, repleta de réplicas y expresivos silencios, llevará pronto a la conclusión de que detrás de la fantasiosa escapada mutua hay gato encerrado. La estrategia que se trae esta comedia, con el vertiginoso giro de roles que empuja a los protagonistas a un constante juego de simulaciones, desembocará  en un bien resuelto desenlace. Sarah (una melosa y muy expresiva Alicia González Laá) encenderá cada vez más la mecha de su seducción sexual para llevar a su marido (estupendo Pep Planas), y en realidad cómplice en el juego al ser el desdoblado amante oculto, al terreno que desea: conseguir que Richard ejerza más de amante que de esposo.

El buen diseño del espacio y vestuario, a cargo de Ricard Prat i Coll, contribuye eficazmente al desarrollo de esta obra repetidamente representada en nuestros escenarios, pero que siempre permite renovadas lecturas como la que ofrece Torlonia, apoyándose en la traducción de Jordi Malé.