Karyn Kusama: "Las directoras no tenemos buenas oportunidades en Hollywood"

En 'La invitación', la película ganadora del último festival de Sitges, la directora neoyorquina Karyn Kusama da toda una lección de tensión. Hablamos con ella sobre motivos personales, 'thrillers' de los 70 y la dificultad de ser directora en Hollywood.

Suele contar sus historias en un contexto de género, ya sea ciencia ficción (‘Aeon Flux’), terror (‘Jennifer’s body’) o, en este caso, thriller. ¿El género es el modo más excitante de abordar cuestiones humanas? El género tiene un gran potencial. Las emociones que asociamos a la acción, el terror o el 'thriller', como sentirse perseguido o no sentirse como uno mismo, son estados básicos del ser humano; todos nos podemos identificar con ellas.

Phil Hay, su marido, coescribe la película. ¿Cómo fue el proceso? ¿De quién fue la idea? Phil y su colaborador [Matt Manfredi, autores también del guion de ‘Aeon Flux’] habían escrito el guion para dirigirlo ellos mismos. Cuando lo leí me encantó: esa precisión, esa economía narrativa… Me vieron tan entusiasmada con él que decidieron cedérmelo.

¿Cuál diría que es la principal preocupación temática de ‘La invitación’? ¿El autoengaño? Para mí, el luto como estado transformador. De la pérdida pueden surgir cosas positivas, pero también otras deformadoras y peligrosas. Yo también he sido víctima de la pérdida y, para mí, esta dualidad merecía ser explorada.

En la película juega con la subjetividad del protagonista. ¿Bajo la influencia de ‘Repulsión’ de Polanski? Tanto ‘Repulsión’ como la segunda versión de ‘La invasión de los ultracuerpos’ fueron referencias para los guionistas. Pero yo miraba más hacia 'thrillers' paranoides como ‘Klute’ y ‘El último testigo’, que abrazaban la oscuridad en su esquema visual. Las dos tienen estilos fotográficos muy misteriosos.

La influencia de esa clase de 'thrillers' de los 70 se ha notado más en los últimos años en la tele, con series como ‘Rubicon’ (DEP) y ‘The americans’. A mi parecer ‘The americans’ es una de las mejores cosas que están pasando ahora mismo. Se supone que es un thriller de espionaje, pero también es ‘Secretos de un matrimonio’; una historia sobre vivir en pareja y todo lo que eso conlleva. En sus mejores muestras, el género es una construcción, una casa, de la que emergen temas interesantes y personajes complejos.

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¿Qué pasó entre ‘Jennifer’s body’ y ‘La invitación’? ¿Por qué ha tardado tanto en dirigir otra película? Tras mi mala experiencia con ‘Jennifer’s body’, decidí salir del sistema de estudios y hacer películas más pequeñas. Pero el secreto de Hollywood es que hacer películas pequeñas, ahora mismo, es aún más difícil que hacerlas grandes. Me ha llevado muchos años dar con la financiación.

¿El hecho de ser mujer ha podido influir en este largo paréntesis? ¿Ha sentido la discriminación? Estoy promocionando mi cuarta película en dieciséis años. Me gustaría poder decir que es la octava. Soy quisquillosa; no cojo lo primero que me ofrecen. Y en Hollywood hay oportunidades para las mujeres, pero no las buenas: no nos llegan los guiones buenos, no se nos anima a ser ambiciosas… Para trabajar tenemos que conformarnos. Los directores hombres hacen películas sin parar, aunque tengan un gran fracaso. A las mujeres se las castiga.

A veces, sin volver a dirigir jamás, como Elaine May tras el fracaso de ‘Ishtar’. Así es. Es frustrante. Podríamos ofrecer tanto si se confiara un poco más en nuestro trabajo.

Lo próximo suyo es una película de episodios de terror, ‘XX’, íntegramente dirigida por mujeres. Bien. ¡Sí! Son cuatro historias. Hay dos acabadas, incluyendo la mía, que está en la línea de ‘La semilla del diablo’.