Vargas Llosa: "Acepto encantado la receta para no salir en el '¡Hola!'"

El premio Nobel convierte la presentación de su novela 'Cinco esquinas' en un alegato a favor de la prensa rigurosa

Mario Vargas Llosa durante la presentación de su último libro "Cinco esquinas"

Mario Vargas Llosa durante la presentación de su último libro "Cinco esquinas" / periodico

OLGA PEREDA / MADRID

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A punto de cumplir 80 años, Mario Vargas Llosa detesta aparecer en el '¡Hola!' “No me gusta, me hace perder tiempo. Me encanta salir de casa y sentarme en un café, pero eso es algo que ya no puedo hacer porque tengo un montón de fotógrafos que me persiguen no sé muy bien para qué. Si alguien me da la receta para no salir en el 'Hola!' la acepto encantado”.

El escritor peruano, premio Nobel de Literatura actual pareja de la reina de corazones, Isabel Preysler, acaba de presentar su última novela en Madrid, 'Cinco esquinas' (Alfaguara). Inevitablemente, el autor se ha visto obligado a contestar preguntas de los periodistas sobre su nueva faceta ‘rosa’. Y a través de esas respuestas, Vargas Llosa -periodista vocacional desde que era un colegial- ha aprovechado para defender el periodismo, el serio, el riguroso, el que no dice mentiras. “Antes, periódicos como 'The Times', eran muy serios. Ahora ya no. Ahora han abierto la puerta a la chismografía, el escándalo y el amarillismo”. 

CRISIS DE LA PRENSA TRADICIONAL

Lector voraz de diarios en papel, el autor de 'Travesuras de la niña mala' subrayó que mientras los periódicos caen en picado (“estamos ante la horrible perspectiva de que desaparezcan los periódicos y que solo haya prensa 'online'”) la revista '¡Hola!' aumenta su tirada de manera brutal. “Vende un millón de ejemplares cada semana”, exclamó. Sus millones de lectores son personas a las que la revista -por cuyas páginas desfila “gente feliz, rica y sonriente”- les hace soñar, tarea que hace años, según el escritor, cumplía la novela y la poesía. “Estamos ante un problema cultural muy serio. Ese periodismo es el único que parece crecer”, sentenció.

El periodismo es, de hecho, uno de los ejes de 'Cinco esquinas', novela ubicada en las últimas semanas del régimen de Alberto Fujimori, una dictadura que utilizó la prensa amarilla para intimidar a sus críticos. Las primeras páginas describen el encuentro sexual de dos amigas, obligadas a dormir juntas una noche por el toque de queda en Lima. Mientas la pasión crece entre ambas, el marido de una de ellas (respetado empresario) es extorsionado por el director de un semanario amarillista, que tiene unas fotos comprometedoras de una orgía en la que participó hace mucho tiempo. A partir de ahí, 'Cinco esquinas' se convierte en una historia policial, un 'thriller' de estructura tradicional y en el que el lenguaje es deliberadamente opaco.

BARRIO GLORIOSO

La novela toma su título de un barrio de Lima que vivió tiempos gloriosos en la época colonial. Después cayó en la decadencia y volvió a resurgir de sus cenizas a finales del siglo XIX, cundo se convirtió en el pulmón cultural y arquitectónico de la ciudad. Ahora el barrio vuelve a estar en ruinas. Sus marginales calles son pasto de la violencia, la droga y la prostitución. Para Vargas Llosa, había un paralelismo entre la situación actual del barrio y los últimos coletazos de la dictadura de Fujimori, cuando a cualquiera le podían matar en la calle. Y los asesinos podían ser "desde terroristas de Sendero Luminoso hasta el Ejército, comandos del Gobierno o delincuentes comunes". Ese contexto, ese clima de inseguridad y crispación es el que envuelve 'Cinco esquinas', que no es una novela política a pesar de que el autor coqueteó durante tres años con la política profesional. "Una experiencia "enriquecedora", según el venerado escritor.

"Una de las consecuencias de la atmósfera de crispación política y social que describo en el libro es que el sexo, y el goce en general, aparece como tabla de salvación para la gente". De ahí, que el autor empiece la novela con la descripción, bastante explícita, del encuentro sexual entre dos de las protagonistas.

UNA GUERRA SUCIA

La relación lésbica da pie a Vargas Llosa a diseminar  el uso que la dictadura peruana hizo de la prensa más amarilla, donde los mandatarios escribían titulares ofensivos sobre los ciudadanos más críticos con el sistema. "Fue una guerra sucia muy eficaz. Esa prensa no se compraba ni se leía, pero se veía en todos los quioscos y tenía una fuerte presencia en la sociedad".

El problema que sufre en la actualidad la prensa no es el mismo. Los peligros no vienen de fuera sino de dentro. El periodismo se ha convertido, según el Nobel, en entretenimiento y chismorreo. Vargas Llosa puede que no tenga la receta para dejar de salir en '¡Hola!' Sin embargo, sí que tiene la receta para que el periodismo vuelva a ser una profesión seria y responsable: "No mentir". "Parece obvio, pero no lo es", concluye.