Cuatro visitas, cuatro Madonnas

Un repaso a las anteriores paradas de giras mundiales de la artista en Barcelona, en vísperas de su doble actuación en el Sant Jordi

MADONNA

MADONNA / periodico

JUAN MANUEL FREIRE / BARCELONA

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Algo especial ata a Madonna a Barcelona. La artista ignoró la ciudad en su primera gira por Europa, asociada a la banda sonora del poco exitoso filme '¿Quién es esa chica?' (1987), pero tras debutar en el Estadi Olímpic de Montjuïc con su icónico 'Blond ambition tour', ha pasado por la capital catalana regularmente, a veces para ofrecer 'shows' por partida doble: pasó con el 'Drowned world tour' del 2001 -que, además, arrancó en Barcelona- y, algo más de una década después, con 'The MDNA tour'.

Los de hoy y mañana en el Palau Sant Jordi serán los únicos directos de su nueva gira, 'Rebel heart tour', en España. Quizá no sea el mejor momento para ver a Madonna, pero quizá el mero hecho de ver a un icono, con el disco que sea, ya es atractivo.

Hay artistas que lanzan nuevos discos para tener una excusa para salir de gira y tocar al final los mismos temas de siempre. No Madonna: ella cree en la música que hace ahora y esa música será la protagonista de la actuación, aunque pueda ser tan fláccida como 'Living for love' -quizá su peor 'single' de retorno hasta la fecha-, 'Heartbreak City' o 'Holywater', en la que casi parece una de las muchas imitaciones de sí misma que han correteado por el pop en las últimas décadas.

Búsqueda del 'shock'

Madonna sigue, en el 2015, a sus 57 años, poco interesada por la nostalgia y reúne sus 'hits' de vieja escuela en popurrís -como el que casa 'Dress you up', 'Into the groove', 'Everybody' y 'Lucky star', cuatro canciones como cuatro catedrales pop- o los renueva de formas nuevas: al parecer, 'Like a virgin' sonará del todo electro-pop, 'True blue' caerá en versión acústica y habrá una apropiación con ukelele de 'La vie en rose'.

Más allá del valor del repertorio presentado -de 'Rebel heart' no han salido 'singles' con la entidad suficiente para plantar cara a sus 'hits' de toda la vida-, el espectáculo promete toda la exuberancia habitual. Las ideas desmadradas, para bien o para mal. Los cambios de estética bruscos y el asalto demente a los sentidos. Porno blando y búsqueda del 'shock', a veces ambas cosas la vez: hay interés por esa barra de estriptís con forma de crucifijo.

Es la Madonna construida en la gira 'Blond ambition', solo que convenientemente refrescada y reciclada. Recordar esa citada gira seminal y las otras que pasaron por Barcelona es repasar la evolución artística reciente de un icono que se resiste a dejar de bailar, a tirar solo de baladas y a cambiar las giras mundiales por las residencias en casinos.

'BLOND AMBITION TOUR' (Estadi Olímpic de Montjuïc, 1 de agosto de 1990)

'BLOND AMBITION TOUR' (Estadi Olímpic de Montjuïc, 1 de agosto de 1990)

La madre de todos los grandes conciertos pop del último cuarto de siglo. Explicó el coreógrafo Vincent Paterson a la revista 'People' en su momento: "Lo más grande que intentamos hacer fue cambiar la forma de los conciertos. En lugar de solo presentar canciones, queríamos combinar moda, Broadway, rock y arte de 'performance'".

El montaje -cuya parada barcelonesa fue grabada por la RAI y se retransmitió en Europa, Australia y Canadá- era un gran espectáculo dividido en secciones bajo el influjo del 'Metrópolis' de Fritz Lang, la religión, Dick Tracy -ese mismo año, Madonna interpretó a Breathless Mahoney en la adaptación al cine de (y con) Warren Beatty- y el movimiento del 'art déco'.

No solo canciones, no, sino vestuario tan icónico como aquel sujetador de conos diseñado por Jean Paul Gaultier y vendido a precio récord en Christie’s hace tres años. O atrevimientos como la simulación de masturbación durante 'Like a virgin'. El espectáculo fue calificado por 'L’Osservatore Romano', diario del Vaticano, como "pecaminoso".

Solo el espectáculo ya habría abierto bocas, pero es que, además, Madonna venía con disco espléndido bajo el brazo: 'Like a prayer', esa obra maestra del pop misteriosamente compuesta por entero en tan solo dos semanas.

Curiosamente, no es la gira de Madonna que más dinero ha amasado: otros peor considerados como 'Sticky & sweet', 'MDNA' y 'The girlie show' -este último, de la época 'Erotica', no visto en Barcelona- funcionarían mejor.

'DROWNED WORLD TOUR' (Palau Sant Jordi, 9 y 10 de junio del 2001)

El éxito de 'Ray of light' (1998), su excelente disco 'cyberdélico' en alianza con el productor inglés William Orbit, invitaba a pensar que Madonna acometería enseguida una gran gira tras cinco años de descanso. Y se suponía que lo haría en 1999, pero el 'tour' acabó retrasándose dos años por una película ('Algo casi perfecto', algo menos memorable que 'Ray of light'), un embarazo y el consiguiente hijo (Rocco), su boda con Guy Ritchie… Cuando por fin decidió ponerse manos a la obra, la gira se asociaba ya a dos discos, 'Ray of light' y su primer álbum del siglo XXI, 'Music'.

Este 'tour' es especial en la memoria del fan de Barcelona porque fue aquí donde Madonna quiso estrenarlo, con dos 'shows' consecutivos en junio del 2001. La artista encaraba el nuevo siglo sin nostalgia, todo lo contrario, e incluso decidió saltarse en el guión un clásico como 'Like a virgin'; no así el infeccioso 'Holiday'.

En su crónica para EL PERIÓDICO, Jordi Bianciotto habló de "concepto escénico mutante y de un atrevimiento poco común en un espectáculo de grandes audiencias". De hecho, este montaje es recordado entre la crítica como una de las cimas de Madonna: un auténtico arrebato imaginativo no tan dependiente de la búsqueda de la polémica (sobre todo relativa a la religión) como anteriores y posteriores proyectos.

Mezclando estéticas 'anime', country & western y hip hop en un solo 'show', la Ciccone dejaba clara su nula intención de sentar cabeza pasados los 40.

'STICKY & SWEET TOUR'(Estadi Olímpic Lluís Companys, 21 de julio del 2009)

'STICKY & SWEET TOUR'

En la serie sobre clones 'Orphan black', el personaje central Sarah Manning (Tatiana Maslany) puede estar en pantalla con otras cuatro versiones de sí misma. Similar desafío, interpretar a un infinito de Madonnas, se planteó nuestra heroína en una gira en la que pudo vérsela como bailarina de 'breakdance', boxeadora, princesa gitana, diva disco y algunas otras personalidades.

De nuevo, y según la estructura marcada por el 'Blond ambition tour', el montaje se dividía en actos, esta vez bastante caprichosos: una primera parte de temática sadomasoquista, otra basada en temas de vieja escuela con apoyo en arte de Keith Haring (el artista fallecido de SIDA en 1990 tras ver su arte pop convertido en material preciado), otra con inspiración en el folclore rumano y una última entregada al espíritu 'rave'. "Espectáculo […] al borde del exceso por dispersión", escribió Jordi Bianciotto en este diario.

El repertorio no era el mejor imaginable: 'Hard candy' (2008), acercamiento algo tardío a los sonidos 'urban' gomosos de Timbaland y The Neptunes, no se considera entre sus mejores discos; de hecho, se observa como el disco que anuncia a la última Madonna, aquella que sigue conmociones en lugar de causarlas. Y por otro lado, algunas revisiones del material antiguo fueron algo puestas en duda por la crítica, como esa 'La isla bonita' con violines zíngaros bajo el influjo de Gogol Bordello, una 'Like a prayer' con extra de bombo y una 'Frozen' menos majestuosa que cruenta.

'THE MDNA TOUR'(Palau Sant Jordi, 20 y 21 de junio del 2012)

'THE MDNA TOUR'

Como también, según parece, en la gira que hoy llega a Barcelona, la Madonna de hace tres años era menos visionaria que revisionista. Quienes asistieron a ese espectáculo se encontraron con todo lo que puede esperarse de un 'show' suyo (alusiones sexuales, algo de violencia, detalles religiosos) y poco del factor sorpresa deseable. Aunque cabe preguntarse si en la era de los conciertos grabados en el móvil para ser colgados en YouTube queda algo de espacio para la sorpresa.

La autocita se extendía al vestuario, en el que aparecía, de nuevo, el corsé con sujetador en forma de cono, aunque, en palabras del propio Gaultier a 'WWD', "reinterpretado en 3-D, con charol por fuera y piel metálica por dentro. Todo tiene que ver con lo masculino y lo femenino, clásicos de Madonna y Jean Paul Gaultier reinterpretados para el 2012...".

Guiños al cine negro, desafíos a Lady Gaga (a través de un 'mashup' de su propio 'Express yourself' y el medio calco de Gaga 'Born this way') o la aparición del trío vascofrancés de voces y percusiones Kalakan (para 'Open your heart') animaron una actuación que se consideró lastrada por la gran presencia del repertorio de 'MDNA', no precisamente su mejor disco, sino un flirteo innecesario -o poco inspirado- con las estridencias de la EDM.

Ahora queda saber hasta qué punto Madonna rinde tributo al pasado en lugar de regresar al futuro con su nueva gira. Asistentes al concierto: olvídense de YouTube y vayan hacia allá 'like a virgin'.