NOVEDAD DEL DIBUJANTE BARCELONÉS

Melodías a flor de piel

Juanjo Sáez repasa su vida a través de la música en la novela gráfica 'Hit Emocional'

IRON MAIDEN3Página de 'Hit Emocional', sobre el concierto favorito de su vida.

IRON MAIDEN3Página de 'Hit Emocional', sobre el concierto favorito de su vida.

SANTOS MARTÍNEZ / BARCELONA

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Si existiera una escuela de dibujo llamada Daniel Johnston y esa escuela tuviera una sede en España, Juanjo Sáez sería el maestro. Tendría que ser en España, porque Sáez (Barcelona, 1972) no habla inglés. Nada. Su nulidad es tal que una vez acompañó a una amiga que iba a entrevistar a Kim Gordon -la bajista de Sonic Youth, su banda favorita durante años-, y fue incapaz de decirle nada. El dibujante catalán cuenta cientos de historias de este tipo en su nueva novela gráfica, Hit Emocional (Sexto piso), inspirada en su sección de la revista Rockdelux. En realidad, Sáez cuenta su vida a través de la música. «Las canciones son puntos de ancla que te remiten a momentos de tu vida. Es como un olor que te recuerda algo».

Después de publicar nueve novelas gráficas y de colaborar en periódicos y revistas durante años, se podría pensar que Sáez tiene una fórmula. La realidad es otra: «A veces tengo un recuerdo y pienso: '¿qué música escuchaba?', otras veces es al revés. Dejo que fluya. La música va directamente a la emoción. La escuchas y pasan cosas». Lo que tiene claro es que no cambiará su estilo: «Es que me pongo a dibujar y me sale esto», confiesa, negando con la cabeza. 

«A principios de siglo, la novela gráfica vivió un gran momento. Esa tendencia se ha consolidado a la baja. Por suerte, el talento está al margen del mercado, y sigue surgiendo gente que hace cosas muy chulas», reflexiona. En cada palabra que suelta se oye el eco del DIY (Do it yourself), el concepto punk -recuperado a finales de los 80 por bandas como Black Flag, Fugazi o Sonic Youth- que responde a la idea de que cualquiera puede hacer arte: no hace falta ser Jimi Hendrix para tocar una guitarra ni Dalí para pintar un cuadro. Esta filosofía reivindica el desarrollo de un mercado alternativo que permita la independencia artística frente a los parámetros extremadamente mercantilistas de las grandes corporaciones.

Sáez habla tanto de música que uno se pregunta qué hace dibujando. «Me encanta el lenguaje del cómic. Es un Frankenstein, una suma de disciplinas muy rica, y a mí me encanta escribir y dibujar». Su estilo desgarbado, casi naíf, es la adaptación perfecta al dibujo de las grabaciones lo-fi de sus amados Sonic Youth. Aunque él diga que respeta mucho esa filosofía pero que no es una estrella del rock, Sáez es el Thurston Moore del cómic.

Magia abstracta

Los ojos se le iluminan cuando se le menciona a Moore. Abre las manos y comienza a hilar ideas, dejando claro que se pasaría siglos hablando de música. Me cuenta que no se cree a Radiohead, que no hay secreto para que te gusten Animal Collective, que no le convence la reunión de los Pixies, que le flipan Sunn O))) y que le jode muchísimo que el iPod se le quede sin batería en el metro. Después de un silencio dice que es curioso cómo la música afecta a tu estado de ánimo: «Es el arte que más poder tiene en ese sentido. Es como una droga. Te fumas un porro y lo notas al momento. Esa magia abstracta flotando por el aire...».

La idea de la música como algo inmaterial es recurrente en su universo: «Eso de tener tantas cosas materiales es chungo. Todos tenemos las mismas copias de los mismos discos y libros. Es bonito que la música vuelva a ser inmaterial. El CD y todo eso es una mierda, me suena a: '¿Cómo ganamos dinero con la música? Pues montamos esta industria'. Lo natural es que lo físico desaparezca», remata, lapidario. Y, como para quitarse hierro, me desea suerte y me pregunta si vi a Sunn O))) en el Primavera Sound, que menudo espectáculo.