Melodrama de calidad

Jenn Díaz (Barcelona, 1988) ha publicado un libro al año desde que tenía 22. Después de cuatro novelas en castellano, acaba de publicar una en catalán, Mare i filla. El primer interrogante que se nos presenta es la lengua. Pues bien, la autora ha optado por un registro oral, genuino, nada artificioso, pero a la vez exento de vulgarismos, que recuerda el de La plaça del Diamant. La verdad es que servirse de un catalán transparente en pleno exilio era infinitamente más difícil, pero también es cierto que el lector de Mare i filla se lleva menos sustos lingüísticos que cuando se enfrenta a otras obras de autores nacidos en los años 80, que por otra parte no son tantos.

Mare i filla se inicia con la muerte del padre, el hombre que equilibraba el frágil ecosistema femenino de la familia. En la casa se quedan la viuda, la hija y la hermana del padre, el triángulo en el que se basa la novela, complementado por media docena de personajes secundarios. Sin la figura masculina, cada una de estas mujeres deberá rehacer la relación con las otras dos y con el resto del mundo, deberá llenar el vacío en un proceso de investigación, dudoso y conflictivo -la novela en sí- ni demasiado épico ni demasiado triunfalista, que la autora narra en voz baja, sin efectismos.

La novela es un melodrama bien escrito -de nuevo, Rodoreda - alejada  de modas y modernismos. Mare i filla no incorpora la frescura de Llucia Ramis, ni las escenas de sexo explícito de Marta Rojals, ni la ambición de Núria Perpinya, ni la exhibición lingüística de Anna Carreras. Jenn Díaz ha optado sencillamente por el estudio psicológico de unos cuantos personajes femeninos, como una Madame de Lafayette del siglo XXI. No busca giros argumentales ni escenas trepidantes, solo explica con discreción omnisciente una historia triste, las de unas mujeres que quieren vivir al margen de los caminos trillados, e incluso -pero no siempre- al margen de lo que pensarán las otras mujeres de la familia. Es una opción literaria, y la autora la ha logrado a la perfección,  ya que cada personaje tiene unas características propias (especialmente los femeninos) y evoluciona de una forma verosímil en la tradición realista. Las reflexiones del narrador, entre sabias y desganadas, entre costumbristas y posfeministas, resultan agradecidas: «La madre decía que un niño que no se acostumbra al silencio será un adulto a medias». O esta otra: «Un hombre que te distrae ya es mucho».

3MARE I FILLA

Jenn Díaz

Amsterdam

192 págs.

17,90 €