Michael Douglas: «El Hollywood actual es como un circo»

El actor estrena 'Ant-Man'

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NANDO SALVÀ

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Lleva el arte de la interpretación en los genes, y se curtió como actor en una época, los años 70, en la que Hollywood se guiaba más por la creatividad que por la taquilla. Por eso sorprende ver a Michael Douglas (New Brunswick, Nueva Jersey, EEUU, 1944) en la nueva fantasía de los estudios Marvel, Ant-Man, dando vida a un científico entregado a la misión de salvar el mundo junto a un superhéroe capaz encoger de tamaño cientos de veces y controlar un ejército de hormigas.

-Dada su trayectoria profesional, no era necesariamente de esperar que usted participara en una película de superhéroes. ¿Por qué lo ha hecho?-Precisamente porque no lo había hecho nunca. Es la primera vez que ruedo un blockbuster con efectos especiales y un presupuesto tan alto. Y es, literalmente, un mundo distinto al cine independiente y psicológicamente profundo que yo suelo hacer. Lo he disfrutado muchísimo, ha sido como visitar el circo.

-¿Tuvo su hijo adolescente, Dylan, algo que ver en que aceptara el papel?

-¡Al menos él lo cree así! Fue casi como mi agente. No dejaba de decirme: 'Papá, no lo entiendes, esta película te dará a conocer ante un nuevo público que es amplísimo'. Me encanta verlo tan entusiasmado de que finalmente su padre haya hecho una película para su generación.

-¿Por qué cree que el cine de superhéroes es actualmente tan popular?-Creo que hoy en día, a causa de amenazas como el Estado Islámico, vuelve a haber una división más clara entre los buenos y los malos. En los tiempos de mi padre, con todas esas películas con John Wayne y sobre la segunda guerra mundial, la división también estaba clara, pero en cambio toda mi carrera ha permanecido en zonas moralmente mucho más complejas y grises que las que Ant-Man ocupa.

-¿Qué le parece que sea este tipo de películas, cine de acción y fantasía, el que domina Hollywood?-Como decía, el Hollywood actual es comoun circo. Y lo digo sin ofender, pero no me beneficia porque no es el tipo de cine que yo hago. Hollywood siempre se ha basado en la lucha entre el arte y el negocio, y parece claro que actualmente el negocio está ganando. Echo de menos los años 70 y 80, cuando los estudios eran independientes y no solo una pequeña parte dentro de un conglomerado gigante. No me extraña que Netflix y HBO se hayan erigido en la gran solución para los cineastas independientes.

-¿Diría, pues, que el cine independiente ha muerto?-Está gravemente herido. Muchas de las películas en las que he participado recientemente fueron muy maltratadas. Nadie se preocupó por promocionarlas. Pero hay que ser realista. Hacer cine es una cosa muy cara, y quienes ponen el dinero no quieren riesgos. Promocionar una película de 200 millones de dólares conlleva el mismo esfuerzo que promocionar una de 20 millones, y la de 200 seguro que dará más dinero. La vida de una película en la cartelera es muy corta: si no da mucho dinero el primer fin de semana está perdida, porque el viernes siguiente habrá cinco o seis nuevos títulos que le quitarán el sitio. No me hace feliz, pero es así.

-¿Y qué opina de los actores actuales?-Nuestro oficio, al menos en Estados Unidos, está en crisis. Los jóvenes actores americanos parecen más preocupados por ser celebridades que por perfeccionar su talento, en buena medida por la presión que ejercen las redes sociales. No me extraña que actualmente los mejores intérpretes sean británicos.

-¿Qué le atrae principalmente de una película? ¿El director? ¿La historia? ¿El personaje?-Me importa más la película en general que mi personaje en particular. Me encantan los buenos papeles, pero de esos suele haber poquísimos. Comparativamente, en mi filmografía hay muchas más buenas películas. Prefiero una buena película que un buen papel en una mala película.

-Tanto su padre como su madre fueron actores. ¿Nació con el oficio en la sangre?-No, en absoluto. Incluso después de dedicarme a ello durante muchos años, sufría pánico escénico. Al principio de mi carrera alguien me dijo que la cámara siempre se da cuenta de si estás mintiendo, y eso me intimidó mucho. Pero un día comprendí que mentir es precisamente la esencia del trabajo de actor. Y eso cambió las cosas radicalmente para mí.

-¿Cuánto le pesó ser hijo de Kirk Douglas?-Ser actor de segunda generación en Hollywood es complicado. Todos esperan mucho de ti pero, si lo piensas, solo un pequeño grupo de hijos de logra abrirse camino. Lo bueno de nacer en la industria es que no te haces ilusiones: sabes que es un negocio. Yo, de todos modos, me crié con mi madre y mi padrastro, lejos de Hollywood. Solía ver a mi padre durante las vacaciones. En todo caso, él siempre me apoyó mucho y está muy orgulloso de mí. Él nunca recibió apoyo de su propio padre, así que para mí su respaldo es muy importante.

-¿Cuándo sintió que finalmente se había liberado de la alargada sombra paterna?-Supongo que a mediados de los 80, cuando en un periodo de solo unos meses se estrenaron Atracción fatal (1987), primero, y Wall Street (1987), después. Y, por supuesto, meses después gané el Oscar por mi trabajo en Wall Street. Eso fue lo que hizo que me sintiera un actor por derecho propio.

-A estas alturas, tras actuar durante décadas, ¿sigue sintiendo excitación cuando se pone frente a la cámara?-Verás, cuando vences al cáncer como hice yo, cualquier cosa te provoca excitación. Me siento mucho más libre y cómodo como actor, quizá porque siento que no tengo nada que probar. Y disfruto mucho más. Me siento muy feliz de estar vivo, y ahora tengo un entusiasmo casi infantil. Creo que el cáncer me hizo renacer.