Melendi, tanto por aprender

El cantante asturiano lució el acento pop de 'Un alumno más' en el Sant Jordi

Melendi, anoche, en un momento del recital en el Palau Sant Jordi de Barcelona.

Melendi, anoche, en un momento del recital en el Palau Sant Jordi de Barcelona.

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Cuando triunfas con un estilo, lo normal es insistir, pero Melendi retiene a sus fans pese a un cambio significativo, de la rumba canallesca a un pop con literatura romántica. Su paso más decidido es Un alumno más, un disco grabado en Miami con nuevos aires, del que anoche presumió repasándolo casi entero en un Sant Jordi cercano al lleno, con 16.230 personas según la organización.

Las nuevas canciones apelan a un lirismo humilde: el asturiano se proclama ignorante de las leyes que rigen los sentimientos, y en la portada luce como un escolar, con una camisa blanca y una corbata que vistió anoche. Otra lectura le sitúa como alumno de ese pop sereno que se coló entre citas, no muchas, a las rumbas (bastante estoperas) de tiempos pasados, como Un violinista en tu tejado y Calle la Pantomima. No cantó piezas de su primer disco: confiesa que aquel material le produce urticaria.

RUMBO A LAS VEGAS / Una velocidad de crucero rockera abrió la noche con una de las nuevas canciones, Tú de Elvis, yo de Marilyn, declaración romántica en la que Melendi anuncia deseos de casarse con vistas a una boda en Las Vegas. Otras piezas de estreno apuntaron a otros rumbos: a Alejandro Sanz (el largo estribillo de El amor es un arte) y a Sabina (Colgado de la vecina). Esos son los referentes.

Luego estuvo Saraluna, seis minutos de melodrama clínico con clave social. Dos hermanas gemelas son separadas al nacer. Una, Sara, es pobre y la otra, Luna, rica, y sufre un accidente que requiere un trasplante de corazón. Sara, camillera del hospital, descubre el parentesco y se suicida para que su órgano le salve la vida. Melendi tiene cierto campo para perfeccionar su conocimiento de los límites del sentimentalismo. Es, eso sí, alumno aventajado en las artes de sacudir un gran recinto: éxitos como Barbie de extrarradio y Lágrimas desordenadas confirmaron que dejar atrás la rumba no fue mala idea.