Xarim Aresté: «Hay que ir superando ya a Dylan y los Beatles»

Entrevista con el músico catalán, que presenta en La 2 de Apolo su disco en solitario 'La rosada'

Xarim Aresté, fotografiado esta semana en Barcelona.

Xarim Aresté, fotografiado esta semana en Barcelona.

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Encabezó los vivificantes Very Pomelo, y le hemos visto con Maika Makovski, Gerard Quintana, Sopa de Cabra, Paul Fuster y Sanjosex, pero Xarim Aresté quiere ser él mismo con 'La rosada', un disco doble donde expande su sonido entre la fanfarria callejera, la hondura soul, las fibras acústicas y los colores pop. Lo muestra este viernes en La 2 (21.00 horas).

–¿No se siente a gusto siendo exclusivamente un colaborador de lujo?

–Me he divertido mucho, pero echaba de menos lo mío. Me interesa más la composición que ser guitarrista. Aunque invertir tanta energía en esto es utópico y no tiene explicación racional. Ricard (Sohn), el teclista, era maestro y lo ha dejado por la música, y ahora se ve en la precariedad.

–¿Cómo es que no participa en la gira de verano de Sopa de Cabra?

–Seguramente estaré en el disco. En los conciertos, de momento no, porque tenía ganas de concentrarme en esto. Sopa exige mucha energía.

–¿Su debut en solitario, Lladregots, era el disco de un guitarrista, y este es el disco de un músico?

–Este es seguramente el primer disco que hago como tal. Quería dar un paso adelante, trabajar con colores que no había usado antes. Fue al final cuando me di cuenta de que casi no tenía solos de guitarra.

–El título insinúa el comienzo de un día. ¿De una nueva era?

–Sí, porque no tenemos idea de qué pasará en el mundo. Los modelos de antes ya no sirven y noto un pánico, en la música y en general. ¿Tiene sentido hacer discos? Probablemente no, pero seguimos haciéndolos.

–Sigue siendo titular de Sanjosex. ¿Le gusta más tocar las canciones interioristas de 'Al marge d’un camí' o las vitalistas de 'Festival'?

–Uf... Carles es genial porque me da libertad total. Me hace pensar en Van Morrison. Con él aprendí a tocar flojo y lento. Siempre quiero tocar con él 'Futur incert'. Me alucina.

–Paul Fuster da una sensación de informalidad permanente.

–Pues es el más extremo de todos en su rutina. Es muy trabajador, todo el día con la lupa. Con él hablo mucho de si se están agotando los modelos.

–¿Le parece que sí?

–Este seguramente será uno de los últimos discos que haré en la línea del pop y el rock de siempre. Hay que ir superando ya a Dylan y los Beatles de una vez. El mundo está cambiando y los músicos debemos reflejarlo. Tengo la sensación de que todo esto se está acabando, que no conecta con el mundo que viene. ¡Los videojuegos están más conectados con la sociedad que la música! Y en Facebook tiene más repercusión la foto de un gato que una canción que hemos hecho con toda nuestra estima. Hemos fracasado todos.

–O tan solo ha acabado un ciclo.

–Los ciclos se repiten. Miremos el reggaeton: lo tratamos como si no fuera cultura, como el rock al principio, y los jóvenes viven a través de él. Son los nuevos mods: se drogan, son sexualmente explícitos... Nosotros somos muy moderados y defendemos un sistema desconectado.

–Entonces, ¿Xarim Aresté es la última voz del antiguo régimen?

–Me imagino en 20 años y me digo: ‘¿seré uno de esos guitarristas de blues casposos?’ En este disco me limito a tratar de hacer algo nuevo con las ruinas del mundo antiguo.

–¿Se ve rompiendo con su lenguaje musical y empezando de cero?

–Estoy en búsqueda, intentando llegar lo más lejos que puedo. Espero que sí. Ahora comienzas a oír una canción y ya sabes cómo acaba. Por eso un videojuego es más interesante. En este disco hay un ritmo de drum’n’bass, aunque es arcaico: Tom Waits ya lo hizo antes.

–¿No se pasa de autocrítico?

–Hay que serlo, ¿no? Tengo un diálogo constante. Igual me hago la vida más difícil de lo necesario, pero es que, para mí, la música es muy importante. Ya solo por respeto a todos los que se han dejado la vida.