José Feliciano: «No me tuve lástima por ser no vidente»

El músico latino actúa el miércoles en el Auditori

José Feliciano

José Feliciano

LUIS TROQUEL / BARCELONA

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José Feliciano, este puertorriqueño universal, fue el primer artista latino que se ganó al público anglosajón. Mago de la guitarra y hondo vocalista; tanto en inglés como en castellano; tanto con sus composiciones como con sus legendarias versiones. Virtuoso e intuitivo. Mito incansablemente en activo a sus 69 años. La lista de galardones internacionales que atesora llenaría páginas enteras. Tiene su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, nueve premios Grammy, los Premios Globo le nombraron Artista del Milenio... Precisamente este último le va que ni pintado para la ocasión, porque este miércoles 18 de marzo José Feliciano vuelve a Barcelona y lo hace en el Auditori, dentro del marco del Banc Sabadell 16º Festival del Mil.lenni.

-¿José Feliciano es más guitarrista o más cantante?

-Eso habría que preguntárselo al público, aunque yo siempre me haya sentido ante todo guitarrista. De todos modos, he tenido la suerte de saber combinar las dos cosas, algo que no es muy común: hay muchos que tocan la guitarra bien y no cantan bien, o no tocan la guitarra bien y cantan mal (risas al otro lado del teléfono).

-Aunque últimamente en España no sepamos demasiado de usted, su actividad internacional es incesante.-Sí. Esta misma semana, dos días antes del concierto de Barcelona estoy actuando en Rumanía, y dos días después, en Austria. Y no dejo de grabar cosas. Ahora mismo también estoy muy metido en un proyecto de piezas de Mozart en guitarra. Pero todavía no sé cuando se publicará.

-Usted en cambio aprendió de manera autodidacta.

-Aprendí por mi cuenta, sí, pero me gustaba tanto la música clásica que entre los 16 y los 20 años estudié todo el repertorio que los guitarristas clásicos suelen hacer. Con los discos del maestro Segovia y un profesor que me ayudó a conocer bien la técnica.

-Y no es el único instrumento que aprendió precozmente.-También el bajo, las percusiones, la mandolina, la cítara… Muchos.

-¿Con cuál se inició?

-Con la concertina y el acordeón. Aunque en realidad lo primero que toqué fue el fondo de una lata de galletas. Cuando tenía tres años la hacía servir de percusión para acompañar a mí tío, que tocaba un instrumento llamado cuatro.

-Era un niño invidente y con muchos problemas de salud.

-Nací con mis achaques: con una hernia que me operaron a los dos años y con asma, que entonces le llamábamos ahogo. Pero gracias a Dios me tomo mis medicamentos y estoy bien.

-Cuentan que ya entonces tenía un carácter muy fuerte.

-Mi carácter me ha ayudado mucho. No me tuve lástima por ser no vidente y soy una persona muy independiente.

-Y bromista. En los conciertos incluso ironiza ácidamente sobre ello.

-Claro, uno no puede quedarse atrás. Dios me dio el talento, la gracia de poder hacer algo con mi vida y a pesar de todo aquí estamos. Llevo cincuenta y tantos años en el ambiente artístico.

-¿Es usted es muy creyente?

-El mundo está actualmente muy perdido, porque la gente no cree en Dios. Tampoco yo es que me dedique a la religión ni nada de eso, pero sé que existe una fuerza más grande que nosotros; una fuerza que siempre ha estado conmigo. Yo trato siempre de darle gloria a Dios. Cada vez que me levanto le doy las gracias por darme un día más de vida.

-Todavía más que con sus composiciones, el éxito le llegó con sus versiones.

-A mí me gusta hacer las canciones de los otros, es verdad, porque la cuestión es hacerlas todavía mejor.

-Dicen que su versión de Light My Fire vendió todavía más que el original de los Doors.

-Eso dicen, pero yo no puedo decirle sí o no porque nunca he estado demasiado metido en todo el tema de las ventas. Con que la compañía disquera esté contenta ya me basta. Aunque el que ahora no está contento con las disqueras hoy soy yo.

-¿Por qué?

-La manera en que las disqueras funcionan ahora no es como antes, quieren que tú grabes pero ellos no quieren trabajar.

-¿Y se autopublica sus trabajos?

-Por ahora sí, aunque si llego a un acuerdo razonable igual pronto la cosa cambia, ya que así es más fácil distribuirlos y llegan a más gente.

-Su último disco es un homenaje a Elvis Presley.

-En este caso lo hice por puro agradecimiento a lo que significó en mi adolescencia y ha seguido siempre significando. Elvis ha sido una mis mayores influencias.

-¿Es cierto que tiene también grabado una reinterpretación de canciones de Frank Sinatra?

-Lo grabé hace un tiempo, pero aún no ha salido. Está como quien dice en el baúl.

-Dylan se le adelantó en publicarlo.

-Pero el mío no va a ser igual. No me pongo a pensar en estas cosas. Además, Bob Dylan es un gran compositor pero no es cantante para ponerse a hacer las canciones de Sinatra.

-En los años 70 llegó a intervenir ocasionalmente en series como Kung Fu o McMillan y Esposa.

-Me lo pasé muy bien, pero yo soy músico. Precisamente solo acabar esta entrevista me voy a grabar la banda sonora de una serie de televisión en la que estoy trabajando, Texas Rising, que emiten en el History Channel.

-¿Cómo ve el imparable auge de artistas latinos en el mundo?

-Sin problema ninguno. Yo fui el primero, como Cristóbal Colón (risas). Julio Iglesias y yo fuimos los primeros artistas latinos en abrir el camino. Y no puedo más que estar contento y alegre de compartir ese mérito con el gallego, que es una gran persona a la que quiero mucho.

-¿Es cierto que cuando usted visitaba Madrid solía escaparse al Escorial para palpar sus piedras?

-Sí. Cuando estoy en España me gusta reencontrarme con su historia. También estuve en Palos, de donde salieron las tres carabelas para descubrir las Américas.

-¿Dónde vive hoy?

-En Connecticut.

-¿Y visita a menudo Puerto Rico? 

-Todo lo que puedo. Este invierno me dio mucha pena no poder ir porque por aquí tuvimos un invierno brutal. Nieve hasta por los ojos, mijo.

-¿Se siente más puertorriqueño o estadounidense?

-Yo soy un americano latino, y me siento tanto una cosa como la otra. Y orgulloso además de las dos.