CRÓNICA

Franco Battiato, en su órbita

El cantante alternó la exploración electrónica 'retro' y los éxitos en el Palau

Franco Battiato, la noche del jueves, en el Palau.

Franco Battiato, la noche del jueves, en el Palau.

JORDI BIANCIOTTO
BARCELONA

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Acudimos al Palau, el jueves, con todas las prevenciones, preparados para comernos entera la odisea electrónica retrofuturista de Joe Patti's experimental group (2014), y todo acabó siendo más dinámico, poético y conmovedor de lo que temíamos. Aunque ese material reciente no resulte trascendental en la carrera de Franco Battiato, sino que sea un viaje en el tiempo hasta los albores de las vanguardias analógicas.

El siciliano, a punto de cumplir los 70, miró hacia sus raíces electrónicas en la primera parte de su actuación en el Guitar Festival, centrada en ese disco de título enigmático, aunque no tanto (entendemos que el tal Joe Patti es su alter ego), a través de composiciones que fundieron minimalismo, planos ambientales planeadores e incursiones en un prog-rock cósmico de trazos germánicos. Media hora en la que Battiato, manipulando un sintetizador vintage, y arropado por fuentes electrónicas y un piano manejados por sus dos colaboradores, evocó la música electrónica de los años 70, a la que él mismo se acercó en sus primeros álbumes, como Foetus (1971) y Pollution (1972). Su don por las melodías majestuosas quedó deliberadamente desdibujado entre ese material abstracto, aunque hubo secuencias de un insinuante misticismo, por ejemplo, en L'isola elefante.

Battiato empleó luego ese formato de trío para viajar a través de su trayectoria en adaptaciones que se alejaron de los ecos vanguardistas y adoptaron un aspecto doméstico, de techno-pop ochentero, en piezas como Il mantello e la spiga. Se fue abriendo paso el Battiato autor de hermosas canciones que parecen haber sido hechas con el propósito de iluminar el lado oculto de la Luna, mágicas y exploradoras, con ocurrencias excéntricas y un gusto por la épica: de L'ombra della luce a Stati di gioia,  Shock in my town L'incantesimo. Coros soviéticos pregrabados y poesía galáctica (ovaciones para L'oceano di silenzio, viaje al disco Fisiognomica, de 1988), con un Battiato de pocas palabras, capaz de construir una música muy evocadora y ambiciosa con pocos recursos instrumentales. Tocando con los cascos puestos, como viviendo dentro de sus sonidos.

'HITS' DE BOLSILLO / En otros recitales de esa formación había renunciado a sus hits, pero en el Palau, tras la aparatosa secuencia de Fornicazione y No time to space, abrió el guion con Nomádas, en castellano, lengua a la que volvió a recurrir en otras piezas de los 80 como las igualmente populares La stagione dell'amore Voglio vederti danzare. Excursiones a Prospettiva Nevskij L'animale, y una vuelta al principio con Proprietà proibita, pieza del último disco que había quedado pendiente. Toque de krautrock extemporáneo para un músico que sigue girando en su propia órbita.