Sam Smith, el nuevo rey del soul

Ocurrió con Adele y ahora, Sam Smith, otra revelación de la música británica, repite el salto al estrellato. Con su primer álbum, In the lonely hour, se ha colocado en la división de los más grandes. Adele lo logró llevándose en el 2012 seis grammys. Smith consiguió cuatro en la madrugada del lunes. La industria premia el éxito y la voz frágil y sentida a ritmo de soul de Smith, que se oye a todas horas. Él es el único artista que vendió un millón de álbumes en Estados Unidos y el en Reino Unido el pasado año. El ascenso meteórico de quien hasta hace muy  poco era casi un desconocido ha sorprendido incluso a los británicos.

Intérprete y compositor de canciones sentimentales y melodiosas, el músico reconoció, como hiciera también Adele a la hora de los agradecimientos, que su álbum ha sido el fruto de un amargo desengaño amoroso. «Quiero darle las gracias al hombre que ha inspirado este disco y del que me enamoré el año pasado. Muchas gracias por romperme el corazón, porque me has dado cuatro grammys», declaró.

A diferencia de otros artistas, Smith, de 22 años, no ha querido ocultar su homosexualidad. Al igual que  Adele, su físico ligeramente entrado en carnes, es convencional, sin demasiadas sofisticaciones. Nacido en la localidad inglesa de Bishop's Stortford, educado en un colegio católico, creció en una familia de clase media y es primo lejano de la cantante Lily Allen y del actor Alfie Allen. Su madre, Kate Cassidy, que trabajaba en un banco de inversiones de la City, fue despedida por pasar según sus jefes demasiado tiempo, «ayudando a Sam, su hijo estudiante, a lograr su sueño de convertirse en una estrella del pop», según informaba el Daily Mail en el 2009, cuando Cassidy apeló en los tribunales. La madre demostró haber hecho una buena inversión. Aquel sueño adolescente se ha hecho realidad.