CONCIERTO CON ACENTO DEL NORTE

Estocolmo asalta el BAM

Frida Sundemo brilla en una noche dedicada al pop sueco en la que también triunfó Seinabo Sey

JUAN MANUEL FREIRE / BARCELONA

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Demasiados artistas raramente trascienden el éxito en su propia tierra y se hacen populares en otras regiones del mundo, pero Suecia puede vanagloriarse de contar con una de las más fructíferas escenas pop del mundo. Quizá sea algo en el agua. O quizá las bajas temperaturas invitan a quedarse en casa aprendiendo a hacer las mejores canciones.

El BAM de este año tenía a Estocolmo como ciudad invitada, y la noche del martes, se pudo disfrutar de hasta seis promesas suecas en la Plaça de Joan Coromines y la Plaça dels Àngels. En la primera, abrió fuego Mariam The Believer, proyecto en solitario de Mariam Wallentin (del dúo de pop vanguardista Wildbirds & Peacedrums). Su estilo es exótico y teatral, cercano a Kate Bush. Pero cuando más convence es cuando más conservadora se pone, como en la balada To conquer pain with love que podía traer recuerdos de Judee Sill.

En la misma plaza actuó (y triunfó) Seinabo Sey, artista soul-pop de raíces africanas que unifica el dramatismo de Adele con un diseño sonoro más urbano y dirigido al club; y Zhala, una protegida de Robyn (la personal popstar sueca) que recuerda menos a su madrina que a otros suecos, los esquizoides, ácidos The Knife.

La Plaça dels Àngels acogió primero a Postiljonen (El cartero), un trío de pop electrónico nocturno y melancólico, iluminado con el neón de M83 y la banda sonora de Drive. Por desgracia, las bases sonaron muy bajas hasta más o menos la mitad de actuación. El grupo tomó cuerpo en la recta final con SupremeAll that we had is lost y la semipopular Atlantis.

Sonido impoluto, prístino e impactante, en cambio, con Frida Sundemo, que en un mundo ideal ya sería una estrella global. Sus canciones conjugan partituras exquisitas (el estribillo de Neon) con una producción electrónica de mimbres delicados y dispuestos de forma sublime. Y después está esa voz soprano aérea, claro. Ni una canción mala: el triplete en crescendo rítmico formado por NeonHome e Indigo; la balada For you, love; dos clímax emocionales como Snow y la final A million years... Un diez.

Aprobado justito, en cambio, para NONONO, aunque sean más famosos que Frida, todo gracias al anuncio que tiene su (efectiva, por otro lado) Pumpin' blood como banda sonora.