Michael Douglas: «Al volver del otro lado, sentí ganas de vengarme»

El Festival de Toronto ha sido escenario de la presentación de los últimos trabajos de Michael Douglas y Dustin Hoffman, dos estandartes del cine americano de las últimas cuatro décadas; historia viva de Hollywood. Douglas se mete en la piel de un villano en el wéstern contemporáneo ‘The reach’, y Hoffman da vida al exigente director de un coro músical en el drama ‘Boychoir’.

El intérprete estrena en el Festival de Toronto el wéstern contemporáneo 'The reach'

Michael Douglas. en el certamen canadiense.

Michael Douglas. en el certamen canadiense.

N. S. / TORONTO

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-Ha definido a su personaje en el wéstern The reach como una versión moderna de Gordon Gekko, el tiburón de las finanzas al que encarnó en Wall Street (1987). ¿Le atrae interpretar villanos?

-Sí, son mucho más divertidos. Te dan la oportunidad de hacer cosas que nadie se atreve a hacer. Y me encanta el desafío de seducir al público, lograr que se pongan de tu parte a pesar de que estás dando vida a un malnacido.

-También ha producido la película. ¿Qué le atrae de esa faceta del negocio?

-Me hice productor para conocer el negocio. Mi padre, que había comprado los derechos de Alguien voló sobre el nido del cuco, me los vendió. Él quería interpretar el papel principal. Pero el director de la película, Milos Forman, lo consideraba demasiado viejo. Así que tuve que hablar con él y decirle que le íbamos a dar el papel a Jack Nicholson. No fue fácil. En todo caso, a mí lo que me gusta es interpretar, es mi pasión. Ser productor me permite estar seguro de que los personajes que me interesan no se me escaparán.

-Su padre, Kirk Douglas, tiene 97 años y una carrera extraordinaria. ¿Qué aprendió de él?

-Dos cosas. La primera es que lo más difícil para un actor es no hacer nada, expresar y emocionar de la forma más sutil. La segunda es que debes tener cuidado con la celebridad. Puede destruirte. A mí me llegó tarde, así que estaba protegido. Pero me sorprendió. Recuerdo que una vez estaba en un barco frente a las Islas Seychelles con unos amigos. Fuimos de excursión a una isla desierta en la que solo hay un guardia, un tipo que solo pisa el continente una vez cada seis meses y no tiene ningún otro tipo de contacto con el mundo. En cuanto pisamos la playa, se acercó corriendo y gritando mi nombre como un loco.

-Quizás porque sabemos que usted ha superado el cáncer, verle en pantalla resulta particularmente estimulante. ¿Cómo se siente usted al respecto?

-Me siento más libre. Sé que estoy actuando mejor porque no tengo nada que ocultar. Y lo estoy disfrutando mucho más. Durante mucho tiempo, no puedo decir que disfrutara de actuar. Siempre estaba me estaba censurando, o analizaba en exceso mi trabajo. Pero perdí tres años de mi vida a causa y, al volver del otro lado, sentí ganas de vengarme. De ahí la energía renovada que siento.

-Cuando mira hacia atrás en su filmografía, ¿qué ve? ¿Qué piensa cuando considera el trabajo que ha hecho? 

-Creo que tengo un buen promedio de canastas, si me permites la metáfora baloncestística. No sé si tengo el talento necesario para llegar a ser el MVP del partido, pero quiero creer que puedo estar entre los máximos anotadores.

-¿Suele ver las películas que se estrenan? 

No soy un aficionado al cine. Prefiero ver los deportes; que es la única forma de entretenimiento en la que nunca se puede predecir el resultado.