Estreno discográfico

La postal rubia de BCN

Shakira se ha convertido en estos cuatro años, los de su relación con Piqué, en otro icono de la capital catalana La vida de la artista se ha 'normalizado' tras la locura del verano del 2010

CONCIERTO Con los campeones en Montjuïc.

CONCIERTO Con los campeones en Montjuïc.

JOSÉ CARLOS SORRIBES
BARCELONA

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Si Barcelona no tenía ya suficientes iconos, en los últimos tiempos la gran reina del pop latino se ha incorporado a la lista gracias a su sonada relación sentimental con un futbolista del Barça, el que mejor encaja con el estereotipo del yerno perfecto: millonario (a ella, lógicamente, eso le trae sin cuidado), guapo y simpático, hasta guasón. Desde que Shakira Isabel Mebarak Ripoll (Barranquilla, 1977) y Gerard Piqué Bernabéu (Barcelona, 1987) bailaron el Waka-waka en el Mundial de Sudáfrica, la ciudad ha entrado por la puerta grande en su biografía.

El flechazo que surgió en un vídeo promocional del Mundial tuvo su continuidad en constantes encuentros veraniegos, casi siempre a salvo de los fogonazos de los paparazis. Que si se les vio en un pequeño hotel de Eivissa, que si se citaban para sus noches de amor en el Hotel W, en una casa rural de Lleida o habían protagonizado una escapada romántica al lago de Como.

Espot y fiestorro

Eran días en los que la rubia estrella estaba encantada en Barcelona, y no solo porque aquí había encontrado al hombre que la llevó a romper una relación de 11 años con Antonio de la Rúa, hijo del expresidente argentino Fernando de la Rúa. También la ciudad se había convertido en un lugar de trabajo donde, quizá subida al tobogán eufórico que puede desatar el enamoramiento, se ha permitido locuras inapropiadas, incívicas. Como fue la de la grabación del videoclip de Loca, en aquel verano del 2010.

Bajo la dirección de Jaume de Laiguana, fotógrafo barcelonés y buen amigo suyo, el vídeo tuvo por igual aires de espot turístico y de fiestorro de despedida de soltero(a). Shakira patinó por el paseo Marítim (nada grave), circuló en moto sin casco por Joan de Borbó (infracción ya claramente punible) y chapoteó en la fuente del Pla de Palau (actitud merecedora de otro tirón de orejas). El ayuntamiento cumplió el expediente, y la ordenanza, con una multa de 400 euros que, sin duda, pagaría con la calderilla de su monedero una mujer que ha vendido más de 70 millones de discos.

Poco a poco, la vida de Shakira y Piqué en Barcelona se ha normalizado, en la medida de lo posible, a lo que contribuyó su idea de usar las redes sociales para ser dueños de su imagen pública y, a la vez, apaciguar el acoso de los paparazis. Igual se les ve en el Palau Blaugrana que en una presentación. La pareja también ha dejado, a través de las redes, huella de los pasos del pequeño Milan desde su nacimiento, el 22 de enero del 2013.

La vida de la artista, por lo tanto, ha hecho honor en estos cuatro últimos años al apellido de su abuela catalana. A nadie debería extrañar que presentara Shakira en un hotel de tan grato recuerdo para ella.