MISIÓN ARQUEOLÓGICA ESPAÑOLA EN LUXOR

A vueltas con el faraón hereje y con Tutankamón

Un hallazgo en Egipto prueba la corregencia de Akenatón y su padre

Fragmento de columna con el nombre de Amenhotep III, hallado en la tumba de un visir en Asasif (Luxor).

Fragmento de columna con el nombre de Amenhotep III, hallado en la tumba de un visir en Asasif (Luxor).

ANNA ABELLA
BARCELONA

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Amenhotep IV se cambió el nombre y pasó a ser Akenatón, siempre arropado por su bella esposa y aliada Nefertiti, tras lanzar una carga de profundidad que causó un terremoto político y religioso en el Antiguo Egipto con su revolución monoteísta, que amenazó los privilegios del poderoso clero de Amón al perseguir todo culto que no fuera al dios Sol, Atón, pasando a la historia como el faraón hereje. Y aunque muchos arqueólogos han secundado las teorías de que Akenatón fue el padre del archifamoso Tutankamón y de que reinó tras la muerte de su padre, el mujeriego Amenhotep III, quizá habrá que replantearse estas hipótesis a tenor del último descubrimiento realizado en Asasif (Luxor), en la tumba de Amenhotep Huy -que ejerció de visir hacia el 1358 a.C-, por el equipo de Francisco Martín, director de la misión arqueológica del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto de Madrid, y que modifica la historia de la dinastía XVIII.

Ha sido gracias a cuatro columnas halladas en la capilla, en cuyas inscripciones Amenhotep III y su hijo Amenhotep IV/Akenatón aparecen como «hijos de Ra y coronados como reyes del Alto y Bajo Egipto» en el año 30 del reinado del primero, que se «demostraría de forma incuestionable la corregencia» de ambos faraones durante al menos 10 años, «una discusión académica que hace un siglo que dura», explica el arqueólogo español en conversación desde Madrid.

IDEA MONOTEÍSTA CON AMENHOTEP III / Esta corregencia también acabaría con la tesis generalizada que adjudica solo a Akenatón el impulso de la revolución monoteísta. «Ahora podemos afirmar que esta nueva idea religiosa surge, para hacer frente a la opresión del clero de Amón, ya antes incluso del año 30 del reinado de Amenhotep III y de la corregencia. Cuando Akenatón traslada la capital de Tebas a Tell al-Amarna esa línea ideológica de convertir a Atón en un dios más prestigioso que Amón ya está proclamada y elaborada desde hace tiempo. Es una trama que además de al padre y al hijo tuvo que implicar a toda la familia, desde la gran esposa real de Amenhotep III, Tiyi, hasta a Nefertiti», añade.

Según Martín, el descubrimiento en la tumba del visir «permite replantear los datos sobre Tutankamón», entre ellos su paternidad, atribuida a menudo a Akenatón, quien en realidad podría ser su hermano, y sobre la que hay indicios anteriores contrarios a ella. «Hay inscripciones en las que Tutankamón se declara hijo carnal de Amenhotep III. Y este se casó con una hija suya a la que nombró esposa real, Satamón, que significa la hija de Amón, y que es una candidata certera a ser la momia de una mujer joven a la que las pruebas de ADN mitocondrial identificaron como la madre biológica de Tutankamón. Las pruebas de las momias confirman que Amenhotep III podía ser padre o abuelo de Tutankamón. Ahora hay que estudiar seriamente la posibilidad de que fuera su padre», insta el egiptólogo, que trabaja desde el 2009 en la excavación en Luxor, financiada por la Fundación Gaselec.