ESTRENO DE UN CLÁSICO DE LORCA EN LA SALA GRAN DEL TNC

La cursilería española

Director y protagonista 8 Joan Ollé y Nora Navas, la pasada semana, en una floristería de la Rambla.

Director y protagonista 8 Joan Ollé y Nora Navas, la pasada semana, en una floristería de la Rambla.

JOSÉ CARLOS SORRIBES
BARCELONA

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Fue el propio autor quien acuñó la definición del «drama de la cursilería española» para Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores, la obra de Federico García Lorca que estrena hoy la Sala Gran del Teatre Nacional de Catalunya. Siguiendo una premisa casi obligatoria, el director, Joan Ollé, dispone de un elenco femenino que puede atraer al espectador más escéptico: Nora Navas de protagonista, junto con Carme Elias (la tía) y Mercè Aránega (el ama). Un trío ganador de un amplio reparto que compone el cuadro de Lorca sobre el universo provinciano de la Granada entre finales del siglo XIX e inicios del XX.

«Doña Rosita es la vida mansa por fuera y requemada por dentro de una doncella granadina, que poco a poco se va convirtiendo en una cosa grotesca y conmovedora que es una solterona en España». Lo dijo su autor en una entrevista a finales de 1935 cuando Margarida Xirgu estrenó la obra en el Teatre Principal. Una versión más reciente y de gran recuerdo, la de Núria Espert con dirección de Jorge Lavelli, es el antecedente del montaje. «Glups», se dijo Ollé cuando le hizo la propuesta Xavier Albertí, con quien ya se había cruzado cuando el hoy director del TNC programaba el Grec y le encargó otro lorca, Así que pasen cinco años, para abrir el festival de verano de 1998.

Ollé habla de «un poema para familias» que ni es comedia ni tragedia, en el que Lorca aborda «el dolor y la obsesión por las cosas no nacidas bajo el dilema entre estirpe y amor». Lo concreta en el juramento de amor de Rosita, una huérfana acogida por su tía, hacia un primo suyo, que marcha a Argentina en busca de fortuna. Será una promesa imposible por la distancia y la oposición familiar. Todo en «una Granada de jardín, de iglesia, de paseo después de misa, y del qué dirán», señala Ollé. «Ella no sale de casa porque quiere ser libre; no quiere ser víctima del qué dirán».

Música de Paco Ibáñez

A Nora Navas le faltó tiempo para irse a Madrid para pedir consejo a Núria Espert. «Me representó fragmentos de la obra en su casa; yo hacía de primo», recuerda. No fue la única. Carme Elias también se puso en contacto con Julieta Serrano, el ama de un montaje que dirigió Miguel Narros con Silvia Marsó como protagonista. Navas, que afronta el papel teatral más relevante de una carrera con mayor poso en el cine, no ha querido hacer de Rosita una víctima. «Dignifica su frustración y el compromiso con su amor. Defiende esta espera», dice de un papel por el que transita, en una obra de tres actos, entre 1885 y 1910.

El viaje está acompañado, como ya pasara en Así que pasen cinco años, de la música original de Paco Ibáñez en una incursión teatral poco habitual del ilustre cantautor.