Un encuentro provechoso

Buena sintonía entre Pau Miró y T de Teatre en el Romea

Marta Pérez, Mamen Duch, Carme Pla y Àgata Roca, en 'Dones com jo'.

Marta Pérez, Mamen Duch, Carme Pla y Àgata Roca, en 'Dones com jo'.

JOSÉ CARLOS SORRIBES / BARCELONA

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Es su primera colaboración, pero el resultado bien podría indicar que el trabajo entre el autor y director Pau Miró y la compañía T de Teatre tenía bastantes kilómetros previos. Dones com jo seduce en el Romea con una comedia generacional, de mujeres que ya han dejado atrás los 40, y que no se hallan precisamente en la plenitud. Más bien lo contrario.

Todo ocurre en un destartalado despacho del Raval al que una de ellas (Àgata Roca, una arquitecta que ha perdido el hilo existencial) se ha ido a refugiar tras abandonar a su familia. Solo quiere comer pizzas y que no la molesten. Allí acuden, al rescate, sus amigas: la bióloga que se gana la vida de cobradora en una peaje (Mamen Duch), una profesora recién despedida (Carme Pla) y la arqueóloga que limpia casas para ganarse el sustento (Marta Pérez).

El retrato no puede resultar más sombrío, con cuatro mujeres cuesta abajo en lo profesional y lo personal. Solo la bióloga parece haber hallado al hombre de su vida en un conductor, de nacionalidad ucraniana, que la acarició con ternura al abonar el peaje. El amor puede moverse por vericuetos insondables.

Miró escribe con soltura los diálogos de una comedia negra, sí, pero que persigue el feedback de la sonrisa. Pese a que el panorama que se presenta en escena no es para desternillarse. Pero ya va bien referirse a estos tiempos de oscuridad de forma poco explícita. Tampoco evita Miró una puesta en escena propia de una sitcom televisva, un género que sus intérpretes dominan.

ACTRICES SOLVENTES / Los personajes están dibujados con precisión, sin grandes profundidades, en una pieza que no engaña. Cierto que Miró tenía intención de acabar su trilogía generacional, tras Els jugadors Un refugi indie, con mujeres maduras. Pero es un hecho bien sabido que las plateas se llenan de mujeres, no tan desesperadas con toda seguridad, de edad similar a las Dones com jo.Qué mejor hacerlo, además, con cuatro actrices tan solventes como las T de Teatre. Llevan dos décadas ganándose al público y vuelven a repetir. Miró, además, es generoso con sus desnortados personajes, sin despedazarlos al estilo de Woody Allen en Blue Jasmine, y rehúye caricaturas que anulen cualquier empatía. Y como cierre se guarda la carta ganadora con una coreografía de la imbatible Last dance, de Donna Summer, que provoca el aplauso hasta del espectador más gélido.