CRÓNICA

Más allá de la Cançó: el rock

Loquillo y Jordi Bianciotto diseccionan 'L'altra música'

Jordi Bianciotto y Loquillo, ayer, en el escenario del Teatre Romea.

Jordi Bianciotto y Loquillo, ayer, en el escenario del Teatre Romea.

NÚRIA MARTORELL
BARCELONA

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El tiempo. Siempre observando. Siete relojes cuelgan del escenario del Romea. En medio, dos butacas. Pero ayer no estaba Montserrat Carulla, que se despide del teatro con la obra Iaia!. Sino Loquillo, quien por cierto pidió que le permitan «dejar de dar la bronca» y otros tomen el relevo. Conducido con atino por el periodista musical y crítico de EL PERIÓDICO DE CATALUNYA Jordi Bianciotto, el rockero analizó los últimos 50 años de la música hecha en Catalunya.

El título del encuentro: L'altra música catalana. La que no está en la oficialidad, no tiene el apoyo del poder, del mercado, de la moda, aclaró Bianciotto. «Has sobrevivido a la Cançó, a la movida madrileña, a la euforia de las contrataciones de las fiestas mayores, al rock catalán y al boom del indie y el folk. Así que la otra música catalana ¡eres tú!», le soltó en un determinado momento el periodista a este músico considerado como la misma personificación del rock&roll.

Un estilo que urge reinventarse «para volver a los cuarteles de invierno». «Ramoncín dijo una frase muy buena: 'El rock sale siempre en los momentos que hace falta'. Es importante no olvidar gritar, cabrear», aseguró José María Sanz (El Loco).

El músico recordó con añoranza cuando «en Barcelona pasaba todo. Lo que luego fue la movida madrileña nació aquí». Y se preguntó cómo permitió dejar de ser el epicentro.

«Si un sello hubiera tenido a Serrat, Loquillo, Mónica Naranjo, Sergio Dalma, Estopa y Love of Lesbian, tendría el 70% del mercado». Y más lamentaciones: «Se comparó la Cançó con el rock, y no tenían nada que ver. El rock catalán se manipuló. A algunos les hubiera gustado que estuviéramos en el concierto del Sant Jordi». En el 85, añadió, se podía haber hecho algo muy sencillo. «Todas las músicas, en euskera, gallego, catalán y castellano, tenían que haber sonado en las radios. Muchas generaciones se habría acostumbrado a entenderlo todo. No se hizo. Y fue un error de la hostia».