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Hollywood sí es país para él

El cine se vuelca ahora en la obra de Cormac McCarthy tras haberla considerado infilmable

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NANDO SALVÀ
MADRID

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Cormac McCarthy no solo es uno de los cuatro grandes autores estadounidenses vivos --Thomas Pynchon, Don DeLillo y Philip Roth son los otros-, también es algo así como un poster boy en Hollywood. Tres de cada cuatro actores lo citan como su autor favorito de todos los tiempos; Brad Pitt pone voz a los audiolibros de sus novelas, que en general son tentación permanente para los cineastas. Sin embargo, pese a que su obra se apoya en elementos tan cinematográficos como imaginería lírica, paisajes míticos y violencia salvaje, e incluye diálogos perfectos para ser declamados para la cámara, su prosa ha sido considerada durante mucho tiempo demasiado densa y moralmente oscura para la pantalla. Pero ya no. Todo lo contrario.

¿Cómo si no se explica que McCarthy entregara a su agente el guion de El consejero este mismo enero pasado -lo escribió en cinco semanas- y que, solo medio año después, Ridley Scott ya estuviera rodando la película? El autor, además, figura como productor ejecutivo de este thriller fronterizo sobre las repercusiones morales que un hombre decente afronta tras decidir involucrarse en un acto criminal, y no solo eso; estuvo presente en el rodaje en todo momento, e incluso dio instrucciones a los actores. En otras palabras, no podrá quejarse de que su visión no fuera respetada.

No siempre fue así. Todos los caballos bellos (2000), en la que Matt Damon y Penélope Cruz daban vida a dos amantes malditos en la frontera mexicana, fue una completa perversión del texto original y un nuevo argumento de Hollywood para mantenerse a distancia de los libros de McCarthy, al menos durante un tiempo. Todo cambió tras el éxito logrado por los hermanos Coen con la adaptación de su wéstern noir No es país para viejos (2007) -originalmente escrito en forma de guion por McCarthy en los años 80 y luego reconvertido en novela-.

Desde entonces han visto la luz La carretera (2009), adaptación de su novela homónima sobre los indescriptibles horrores de un mundo posapocalíptico; Al borde del suicidio (2011), telefilme sobre dos personajes encerrados en un apartamento basado en la obra teatral The sunset limited; y Child of God (2013), adaptación de la tercera novela de McCarthy dirigida por James Franco, sobre un hombre salvaje, asesino y necrófilo.

Falta 'Meridiano de sangre'

Tiene sentido que el cine se fije en McCarthy precisamente ahora, en este mundo azotado por la sensación, justificada o no, de que nos dirigimos al desastre. En otras palabras, los universos brutales y amorales que habitan los personajes de McCarthy ya no nos resultan tan inhóspitos. Por eso, es solo cuestión de tiempo antes de que alguien, por fin, adapte su obra maestra: Meridiano de sangre (1985), crónica de la expansión de América por el oeste y de un grupo de mercenarios dedicados a masacrar indígenas. La lista de directores que se han empeñado en ponerle imágenes es tan larga como la de los que han desistido. ¿Quién será definitivamente el encargado de poner fin a nuestra espera?