Seis años en Baltimore

CON 'THE WIRE', considerada una de las mejores teleseries de la historia, David Simon creó una ficción con aire de documental que ha emocionado a millones de espectadores

Los principales (y muy carismáticos) protagonistas del cuerpo de policía de Baltimore, en una imagen de 'The wire'.

Los principales (y muy carismáticos) protagonistas del cuerpo de policía de Baltimore, en una imagen de 'The wire'.

JORDI PUNTÍ

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Mi primer contacto conThe wire fue gracias al azar del zapeo. Era un domingo por la noche y estaba en un hotel de Cleveland. Pasaba por el carrusel de canales de la televisión americana y me paré ante una escena en la que un profesor blanco arengaba a sus alumnos quinceañeros, todos negros y con cara de hastío. Durante un par de minutos me pregunté si aquello era una ficción o si estaba ante un documental sobre el sistema educativo en Estados Unidos. La siguiente escena, una discusión entre policías borrachos, me sacó de dudas. Entonces no lo sabía, pero ese profesor era RolandPrezPryzbylewski, un cerebrito, expolicía de Baltimore, y uno de los protagonistas de la cuarta temporada de la serie.

Una semana más tarde, en Nueva York, asistí a una charla que dabaDavid Chase,guionista y creador deLos Soprano.Entonces las historias de Tony Soprano y los suyos vivían en su apogeo, se llevaban todos los premios y, al igual queThe wire, eran una producción de la emergente cadena HBO. Esa tardeChasehabló de la libertad creativa que le ofrecían en HBO y contó anécdotas del rodaje. Cuando fue el turno del público, alguien le pidió su opinión sobre The wire.Chasesonrió brevemente y dijo en plan perdonavidas: «Sí, esos chicos no lo hacen nada mal».

De primera mano

«Esos chicos»eranDavid Simony sus guionistas y estaban escribiendo una de las páginas más brillantes y revolucionarias de la historia de la televisión, precisamente junto aLos Soprano.Las cinco temporadas que dejóThe wire, esos 60 capítulos que hoy parecen un suspiro, nacieron de la realidad y el espíritu inquieto de su creador. Como periodista delBaltimore Sun, Simonconoció de primera mano los barrios marginales de su ciudad. Visitó las esquinas de los projects,donde los camellos traficaban con drogas y los coches de la policía patrullaban a diario. Su seguimiento al detalle, con las ramificaciones sociales que lleva el crimen, desde la especulación inmobiliaria hasta los réditos políticos que proporciona, le llevó a escribir un par de libros, que a su vez fueron una guía paraThe wire y su precedente menos conocido:The corner.

Guiado por esa voluntad periodística, con ganas de denunciar pero sin moralizar,Simonconstruyó una ficción doblada de documental, por eso la libertad creativa era tan importante. Vista en conjunto,The wireacaba creando un mural sobre los conflictos y la desigualdad que arrecian en la ciudad portuaria de Baltimore y, por extensión, de los núcleos urbanos en Estados Unidos. Su éxito se basa en una combinación feliz. Por una parte, unos personajes de carne y hueso, representados por actores poco conocidos o incluso aficionados que han vivido de verdad las situaciones descritas. Por la otra, un relato que rehúye los efectismos y avanza sin perder la paciencia: el propioSimonse ha referido en más de una ocasión a los clásicos de la novela rusa como influencia para ese ritmo narrativo. Esta filosofía es aun más evidente en su proyecto en curso, la serieTreme, que cuenta la vida del barrio musical y turístico de Nueva Orleans después del huracán Katrina.

Van pasando los años. Vivimos una edad de oro de las series, pero el recuerdo deThe wire sigue reinando. Desde ese marzo del 2008, cuando terminó definitivamente, las historias de Simon y compañía se han convertido en un referente emocional para millones de espectadores. Durante seis años (o el tiempo que nos durasen los DVD) nos hospedamos en Baltimore cada semana, nos emborrachamos con McNulty, compadecimos a Bubbles, amamos a Kima, espiamos a Barksdale y a Stringer Bell, sufrimos por Omar Little y admiramos esos pequeños muebles que hacía Freamon. Sin todos ellos, ¿qué habrá sido de Baltimore?