Recuperar el tiempo

Diversas novedades recuerdan que este año se ha cumplido el centenario de la 'Recherche', de Marcel Proust

Proust, de rodillas, tras un partido de tenis en 1981. Imagen del álbum fotográfico de Mireille Naturel.

Proust, de rodillas, tras un partido de tenis en 1981. Imagen del álbum fotográfico de Mireille Naturel.

ELENA HEVIA / Barcelona

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Es una verdad universalmente aceptada que 'En busca del tiempo perdido', siete volúmenes y casi 6.000 páginas, es una de las obras cumbres de la literatura. Pero al lector de a pie quizá esa cumbre se le antoje por momentos una especie de Everest sin porteadores ni campamentos base. Ya lo decía el hermano de Marcel Proust, Robert, médico de profesión y el hombre práctico de la familia, una familia que creía fervientemente en el arte: «Lo triste es que las personas tengan que estar muy enfermas o tengan que haberse roto una pierna para disfrutar de la ocasión de 'En busca del tiempo perdido'».

Quizá no sea necesario. Un largo verano por delante y, claro, muchas horas de dedicación, podrían servir para el empeño de enfrentarse a la extensión no ya solo del texto sino también a sus frases laberínticas y boscosas. La más larga, como se encarga de destacar Alain de Botton en su libro 'Cómo cambiar tu vida con Proust', se encuentra en el quinto volumen de la obra, llamada comúnmente la 'Recherche' (es decir, la búsqueda), y ocuparía unos cuatro metros, lo que no deja de ser paradójico si se tiene en cuenta de que amén de un sinfín de enfermedades, reales o inventadas, Proust sufrió asma y es fácil imaginárselo ahogándose en la longitud de sus propias frases.

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