novedad discográfica
Reflexiones desde la élite
El rapero se muestra acomodadizo en su nuevo disco
Hace dos años, Jay-Z y Kanye West, seguramente los dos raperos más ricos y poderosos del planeta Tierra, publicaban un disco conjunto,Watch the throne,sobre, en esencia, precisamente eso: ser rico y poderoso. Estos últimos días han llegado sus nuevos discos en solitario, y entre los dos existen grandes diferencias. Todavía hay declaraciones de ego, pero debe ser casi lo único que los conecta. ElYeezus de Kanye West es agresivo y renovador a nivel de sonido, además de contener un mensaje anticorporativo. A su lado, elHoly Grail… Magna Cartase presenta como un disco, quizá, demasiado cómodo: de sonido no especialmente inquieto (salvando hallazgos de su primera parte) y excesivas referencias a la vida de la jet.
Es difícil identificarse con casi nada de lo que rapea Shawn Carter en este disco. Incluso cuando decide defender a los jóvenes negros americanos -enF.U.T.W,siglas de Fuck Up This World, que vendría a serjode este mundo-, acaba hablando sobre bambas de edición limitada.Holy Grail… Magna Carta es un disco sobre tenerlo todo y ser consciente de ello; cierta desconexión con el mundo real empieza a apreciarse en los versos del autor del clásicoThe blueprint. «Solo quiero vivir una vida colosal», dice enPicasso baby.
ARRANQUE NOTABLE / El disco arranca conHoly Grail,una colaboración con Justin Timberlake que toma prestados -de forma no del todo efectiva- algunos versos delSmells like teen spirit de Nirvana. Timberlake vuelve a aparecer, con Beyoncé y Nas, enBBC, ese corte en el que Jay-Z enumera los coches que ha comprado para sucrew,su gente.
Holy Grailno es exactamente el Santo Grial del rap, pero el asunto mejora, al menos a nivel de sonido, con la infecciosaPicasso baby,mencionada anteriormente. A nivel lírico, el tema es un catálogo de artistas y obras de arte que el artista querría, y podría, tener en el salón de casa. Menciones a (sí) Picasso, Christie's, el MoMA, Art Basel, la Mona Lisa, Francis Bacon… Después,Tom Ford -un homenaje al diseñador de moda- demuestra que el nombreTom Fordrepetido una y otra vez puede conformar un estribillo decente.
Tras unaF*ckwithmeyouknowigotit en colaboración con Rick Ross, llega el mejor momento del álbum:Oceans. Cuenta con la colaboración del nuevo rey del R&B Frank Ocean -de ahí el título, aunque solo en parte- y se trata de una condena emotiva del antiguo tráfico marítimo de esclavos. La citadaF.U.T.W. prorroga la buena racha, igual que la juguetonaSomewhereinAmerica,en la que el artista hace sorna del súbito interés de Miley Cyrus por la cultura hip hop,Crowny unaHeavencon guiño a R.E.M.
Por desgracia,Holy Grail… Magna Carta pierde fuelle en su segunda mitad. Las producciones no acaban de resultar memorables y las reflexiones sobre ser rico y famoso (y padre) resultan algo cansinas.
Nadie ha dicho que haya que elegir, pero si hubiera que hacerlo, antes me quedaría con elYeezusde Kanye West.
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