ENTREVISTA

Javier Reverte: «Las guerras sacan lo peor y lo mejor de las personas»

El escritor y periodista Javier Reverte, el jueves en Barcelona.

El escritor y periodista Javier Reverte, el jueves en Barcelona.

ANNA ABELLA / Barcelona

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Pólvora y sangre. Amores y lealtades. De las trincheras del Jarama, Brunete, Belchite, Teruel o el Ebro a las acosadas Madrid y Barcelona. De la retaguardia a las puertas del exilio. El escritor, periodista y viajero Javier Reverte (Madrid, 1944) rescata al «militar más importante y popular de la República», único jefe miliciano que llegó a general, gaditano de El Puerto de Santa María, en la monumental biografía novelada de Juan Modesto Guilloto, El tiempo de los héroes (Plaza&Janés). Por ella desfilan periodistas, militares y políticos reales, protagonistas de «la tragedia más colosal de nuestra historia».

-La foto de Modesto en la batalla de Brunete ilustra la portada de la novela. ¿Fue el detonante? 

-Sí, la vi en un libro, de autor anónimo. Es un guerrero, altivo, atractivo, muy masculino. Y en él encontré a un hombre valiente, inteligente, honesto y buen militar, al que sus hombres adoraban. Era el héroe que necesitaba para esta novela, un fresco épico y de epopeya de la guerra civil. Era como un guerrero clásico. «Todo un general», me dijo Carrillo.

-¿Por qué cayó en el olvido?

-Su modestia ayudó. En el exilio se quitó de en medio porque, pese a ser del Partido Comunista, la política no le interesaba. Otros, políticos y militares fantasmones, sí quisieron figurar y estar en primer plano.

-Como Líster y el Campesino. A Modesto no le gustaban nada.

-Sí. Estaban a sus órdenes pero, según Carrillo, le envidiaban. Líster, valiente pero violento, borracho y siempre presumiendo de gran estratega. Y el Campesino era un asesino, un delincuente, cobarde, cruel y un militar malísimo que costó muchas vidas. Modesto quería cesarlo pero el partido decía que era un mito. Mi padre sirvió a sus órdenes toda la guerra. Le cogieron en la leva, le dieron una ametralladora y... ¡al frente! Le conoció muy bien, decía que era un bárbaro, un animal, un loco.

-¿Por qué escribir de la guerra?

-Siempre he pensado que soy un poco excombatiente porque aunque nací cinco años después, la guerra estuvo presente en mi niñez. Toda mi familia la sufrió, unos en la retaguardia, otros en el frente, como mi padre y un tío, que luchó en el lado de Franco. Para esa generación fue terrible.

-¿Qué le contó su padre del frente?

-Mi padre detestaba la guerra. «Es hambre y piojos» y «el heroísmo está en la retaguardia», decía. No le gustaban la Pasionaria ni las arengas de Alberti. Decía que solo iba al frente con el mono planchado y cuando no había tiros. Pero admiraba a Miguel Hernández, que sí combatía. Me contó barbaridades, cómo se volvían insensibles al dolor y la muerte. Cómo uno quitó del plato los sesos de otro soldado al que le habían pegado un tiro y siguió comiendo.

SEnDModesto no era amante de ejecutar a prisioneros ni cobardes. 

-En nuestra guerra se alcanzó un grado terrible en los dos bandos. A André Marty, que formó las Brigadas Internacionales, le llamaban el Carnicero de Albacete, presumía de haber matado a 500 desertores. Y Líster... El Campesino ataba a los soldados a las ametralladoras para que no huyeran. Las guerras sacan lo mejor y lo peor de la gente: heroísmo, generosidad, amistad, pero también matanzas, violaciones, saqueos... Miedo tenemos todos. A la muerte, al dolor. ¿Quién es valiente? El que vence el miedo. Pocos lo hacen en la guerra.

-Rinde también un homenaje a las Brigadas Internacionales. 

-Me merece un tremendo respeto que gentes de tantos países vinieran a España a jugarse la vida, y perderla, por una idea de libertad, progreso y justicia. ¡Es tan poco frecuente!

-Modesto tuvo dos esposas, pero tenía fama de mujeriego... 

-Le gustaban mucho. Todas decían que era muy apuesto y atractivo, hasta la mujer de Carrillo y la de Hemingway. Cuento cómo el escritor, muy borracho, al ver cómo Modesto la miraba, le retó a la ruleta rusa.

-En el exilio, como delegado del PCE en Checoslovaquia, Modesto se enfrentó a los tanques del Pacto de Varsovia, esgrimiendo su carnet de general honorífico del Ejército Rojo.-Defendió que la Primavera de Praga debía salir adelante porque era un movimiento democrático surgido del fondo del socialismo. Al ver la invasión soviética no podía creer en algo así.