Grupo pop. Actúa hoy y mañana en la sala Apolo

«Internet es una realidad alternativa, pero no la realidad»

Victoria Legrand y Alex Scally, los dos integrantes de Beach House, en una imagen promocional.

Victoria Legrand y Alex Scally, los dos integrantes de Beach House, en una imagen promocional.

JUAN MANUEL FREIRE
BARCELONA

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Beach House y su dream-pop encantarán la sala Apolo dos noches seguidas, hoy y mañana. Su último disco es Bloom, considerado uno de los mejores del año pasado. Hablamos con Victoria Legrand, cantante, compositora y teclista.

-Tuvieron que añadir una segunda noche a su cita con Barcelona. ¿Les sorprendió?

-Somos conscientes de nuestra popularidad en este país. Hemos estado en Barcelona varias veces y siempre ha sido interesante. Momentos buenos, momentos locos… Quizá más de los locos (risas).

-¿Conoce la ciudad? 

-En realidad, tampoco es que haya tenido tiempo de recorrerla en condiciones y ver los lugares turísticos recomendados por todo el mundo. Pero pasa así con las giras. No haces lo que harías en unas simples vacaciones.

-Envidiamos a los grupos que viajan alrededor del mundo, pero las giras no son vacaciones.

-No, al menos no para nosotros. No me gusta hacer turismo cuando estoy de gira.

-¿Cómo es el espectáculo que veremos estas dos noches? ¿Es similar al del último Primavera Sound?

-¡No! El repertorio es diferente, también el escenario. En conjunto, diría que es más bonito. El anterior escenario tenía un enfoque más industrial. En esta ocasión buscábamos una experiencia diferente. De nuevo, diseñamos el escenario y lo construimos con nuestras propias manos.

-Eso me recuerda a David Lynch. Para Carretera perdida diseñó la mansión de Fred y Renee, y construyó la mayor parte del mobiliario.

-¿En serio? Es fascinante. Pero es que cuando tienes una visión, debes hacer todas las cosas. A nosotros nos cuesta dejar nuestro proyecto artístico en manos de otra persona.

-Ustedes parecen cuidar mucho cada paso. Por ejemplo, no se sobreexponen en la red. 

-Hay que tener cuidado con internet. Es una herramienta, no la identidad. Es peligroso. Y poco sano. ¿Dónde está la privacidad? ¿Y el romance? Tienes que tomar una distancia con la red, tomártela como una realidad alternativa, pero no la realidad.

-Porque no es la realidad: no es un lugar. 

-Y nada es comparable a tocar las cosas. Las copias físicas de discos, las instalaciones, las galerías de arte… A mí me interesa más ese aspecto de la vida que no lo virtual.

-Puede que demasiados recuerdos de nuestros últimos años vayan a ser de una pantalla, ¿verdad?

-Da un poco de miedo. Sobre todo en cuanto a los jóvenes. Si creciste en los 80, puedes recordar perfectamente el romance y la tensión alrededor de, por ejemplo, escuchar un disco por primera vez. Soñabas con eso. Ahora solo basta un clic. Ese acceso inmediato empobrece la imaginación, acaba con la fantasía.

-Disculpe si le molesta la pregunta, pero ¿a veces no tiene celos de su mítico pelo? Puede robarle protagonismo. 

-(Risas.) Mi pelo hace lo que quiere. La gente parece intrigada, pero en realidad no lo cuido de ninguna forma especial. Hago como todas las personas: un cepillado de vez en cuando, un lavado cada dos días y ya está.