UNA MAESTRA DEL CUENTO FANTÁSTICO

La otra Fernández Cubas

La escritora inicia andadura bajo el alias de Fernanda Kubbs

La escritora Cristina Fernández Cubas, en la sede de editorial Tusquets.

La escritora Cristina Fernández Cubas, en la sede de editorial Tusquets.

ELENA HEVIA
BARCELONA

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Esta novela le ha salvado de la tristeza que la atenazaba en los últimos tiempos, un sentimiento que le impedía leer y escribir. Pero fue imaginar a Isa, la periodista de La puerta entreabierta (Tusquets), y la escritora Cristina Fernández Cubas pudo liberarse y dejar atrás aquel «mal momento», con la misma facilidad con la que su heroína traspasa la realidad para entrar en un lugar insólito: la bola de cristal de una adivina.

Y si existe un universo paralelo encerrado en esa bola, también, en justa correspondencia, debe haber una autora paralela. De ahí que Fernández Cubas (Arenys de Mar, 1945) se haya inventado a Fernanda Kubbs, una heterónima, con un estilo más desenfadado y ligero que el que ella solía gastar en sus cuentos inquietantes y oscuros. No se trata de una maniobra de ocultación sino un desdoblamiento. Tampoco, una táctica para captar una gama más amplia de lectores entre adolescentes y adultos, pero bienvenida sea.  «A partir de ahora tendré dos líneas de escritura, bien diferenciadas, para no despistar a quien me conoce y me sigue. De hecho, mi próximo libro será de relatos y estará firmado con mi nombre».

La escritora tiene una bonita bola de cristal en casa que utiliza con fines puramente ornamentales, pero esa imagen, un tanto simbólica, de lugar cerrado del que se no puede salir, la ha acompañado durante años. De eso se da cuenta cuando el libro ya ha sido escrito. «Pienso ahora que en mis memorias, Cosas que ya no existen, yo contemplaba mi pasado y mi presente dentro de un objeto así. Miraba la bola y veía cosas, no siempre alegres».

Isa, como la Alicia de Lewis Carroll,

atraviesa la realidad para entrar en el mundo de los sueños, y allí, además de conocer a un sinfín de personajes peculiares, descifra acertijos, juega con las palabras y escucha historias que parecerían inventadas sino fueran reales. «Los tres primeros relatos que interrumpen el hilo narrativo son un homenaje a la realidad».

Así, la autora convoca la historia verídica de las hermanas Fox, que gracias a su facultad de hacer sonar los nudillos de los dedos de los pies  se convirtieron en las inventoras del espiritismo moderno (los creyentes confundieron los ruiditos con mensajes del más allá); la de Conan Doyle, padre de Sherlock Holmes y ferviente creyente de las hadas (se dejó engañar por unos famosos montajes fotográficos) y, finalmente, un relato que la sedujo cuando estudiaba Derecho, un cruel tormento romano que incluye un saco, un reo, cuatro animales y el río Tíber.

En los intensos ojos azules de la escritora se aprecia la voluntad de seguir. «Por primera vez en mi vida tengo proyectos», dice encantada. Por eso sabe que Fernanda Kubbs escribirá dos o tres libros más.