El festival de cine fantástico de Catalunya
¿Dónde está el perro?
Quentin Dupieux desarma con la muy marciana 'Wrong'
Julián García
Periodista
JULIÁN
GARCÍA
¿Qué se puede esperar de un tipo como el francés Quentin Dupieux, que en su anterior película, Rubber, relataba las andanzas de un neumático asesino? Pues otro delirio marciano como Wrong, proyectado ayer en la sección oficial. Una desconcertante anomalía de algo que podríamos denominar poshumor. Como un capítulo de Museo Coconut dirigido por Richard Kelly. En cualquier caso, un soplo de vida (extraterrestre) tras una nueva jornada de angustia existencial con la proyección de las perturbadoras Antiviral, El hombre de las sombras (The tall man) y The weight.
Un día, Dolph despierta y descubre que su perro Paul ha desaparecido. A partir de esta premisa, Dupieux teje un extraño puzle en forma de fábula existencial con el amor a los canes como hilo argumental. Relojes que saltan de las 7.59 horas a las 7.60; oficinas en las que llueve a cántaros; gurús de la comunicación telepática entre el hombre y el perro... A través de un portentoso catálogo de experimentaciones visuales, Dupieux nos hace viajar a un universo de apariencia banal y latido surrealista. Una experiencia casi ufológica para hacernos ver que hay vida más allá de Marte. Grande Quentin.
'ANTIVIRAL' / La experiencia de ver Antiviral a las 8.15 de la mañana te deja necesariamente tocado. Brandon Cronenberg demuestra el poder de la genética y ofrece un acongojante, y muy estilizado, menú de virus, carne subcutánea y agujas hipodérmicas que bien podría haber firmado su padre, David Cronenberg, en los 70. Brandon utiliza el culto de la sociedad contemporánea a las celebrities para relatar, con trasfondo crítico, los avatares del empleado de una empresa biotecnológica encargada de comercializar virus de famosos para compartir con el público sus enfermedades. Desazón vírica.
El concurso dejó una pequeña decepción: El hombre de las sombras (The tall man). Se esperaba más brío y sadismo por parte del gran Pascal Laugier (Martyrs) en su debut americano: un desangelado híbrido de intriga con el Hombre del Saco y crítica social con Jessica Biel huyendo de su rol de sex symbol. Pero para sadismo, el del coreano Jeon Kyu-hwan con The weight, deprimente (casi de suicidio) viaje existencial a partir de la triste figura del empleado cheposo de una morgue. La tesis: somos una mierda. Mejor muertos. Tristeza infinita.
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