la nueva película de un maestro de la interpretación

Las otras mutaciones de sir Philip Anthony

El oscarizado actor británico tiene debilidad por meterse en el pellejo de personajes torturados y monstruosos

En 'El silencio de los corderos'.

En 'El silencio de los corderos'. / periodico

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En 1991 recibió el Oscar porEl silencio de los corderos y su personaje del asesinoHannibal Lecter le convirtió en uno de los malos más malos de la historia del cine. En los años 70 y 80 interpretó varios papeles, pero desde que se puso la careta del criminal su carrera se disparó y además de personajes costumbristas le empezó a encontrar el gusto a eso de ponerse en la piel, hasta sus últimas consecuencias, de hombres de psicología torturada y escabrosa.

Del mayordomo relamido deLo que queda del día (1993), lo hemos visto engordar para elNixon (1995) de Oliver Stone, dejarse crecer la melena canosa paraLa máscara del Zorro (1998) eInstinto (1999), quedarse casi calvo para interpretar aSobreviendo a Picasso (1996) o ponerse la piel de un vampiro para una campaña protagonizada por varias celebridades sobre la sagaCrepúsculo.