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Yuja Wang, estilo al piano

La estrella china, de 25 años, debuta hoy en Barcelona

MARTA CERVERA
BARCELONA

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Asus 25 años, Yuja Wang se erige como una de las pianistas con más personalidad de su generación. Esta china americanizada, a la que apodan «dedos veloces», ha cultivado tanto su estilazo en el vestir -a sexi no la gana nadie- como su impresionante talento. Espera demostrarlo esta noche, en su debut barcelonés, con un recital en el Palau de la Música Catalana. El programa incluye obras de Rachmaninov, Scriabin, Brahms y compositores españoles.

«Tengo muchas ganas de tocar en Barcelona. Vine de vacaciones y me encantó», dice la intérprete, que acostumbra a vivir más en hoteles que en su casa de Nueva York.

Esta fan declarada de Horowitz, Art Tatum y Rachmaninov prefiere no hablar de su compatriota Lang Lang. Respecto a la locura que se ha desatado en China a raíz del éxito de jóvenes pianistas mediáticos, destaca: «Lo importante no es triunfar o tener éxito, que es algo que va y viene. Lo primordial es disfrutar al piano, sentir devoción por la música».

Ella empezó a los 6 años sus clases de piano, una pasión que combinó con otras aficiones como la pintura y la caligrafía, hasta que su pasión por el instrumento se impuso. A los 14 dejó su China natal para seguir sus estudios en Canadá y posteriormente en Estados Unidos.

MAGNETISMO / Ha editado cuatro discos. El último, Fantasía, es un homenaje a las piezas que más le gustan. La mayoría han sido ofrecidos como bises en sus conciertos por todo el mundo. Fantasía está impregnado de la magnetismo del filme de idéntico título de la factoría Disney, que combina dibujos animados y música clásica. «Todas las obras del disco forman parte de mí, crecí con ellas. En este aspecto son muy íntimas para mí», explica. De entre todas las obras destaca El aprendiz de brujo, de Dukas. «Fue una de las melodías que me inspiró para ser pianista. Siempre la asocio a la película». Obras de Scriabin, Rachmaninov y Albéniz figuran entre sus favoritas. Respecto a la inclusión de Triana, de Albéniz, comenta: «Siempre me ha gustado la música española. Conecto tanto con esta obra como con esa Carmen, que adaptó Horowitz, de carácter español. Me admira su fuerza, esa dualidad entre temperamento y atrevimiento, dulzura y ternura».

AÑO SABÁTICO/ Pese a su ajetreada agenda, con más de 100 conciertos al año, Wang intenta dedicar «al menos una o dos horas al día al piano, aunque viaje», explica. «Estoy planteándome tomar un año sabático. No todo se aprende ensayando. Me convendría parar. Necesito crecer, desarrollarme y respirar», señala. «Tengo compromisos hasta el 2014, después puedo parar. Para algo soy la jefa», bromea.

No estará demasiado tiempo de brazos cruzados. «Quiero aprender más de literatura, de filosofía y de cine. Me apetece tener más tiempo para mí y libertad para hacer lo que me dé la gana». Respecto a su interés por el séptimo arte, aclara: «Para mí un director musical es lo mismo que un director de películas. Ambos han de saber tocar muchas teclas. En este sentido también es como un pianista, jaja». Y se ríe aún más cuando se le comenta lo difícil que debe de ser dar recitales con escotados modelos y tacón de aguja. «Visto con ropa que me gusta. Me chiflan los zapatos de tacón y los vestidos elegantes. Pero voy cambiando de estilo. Me gusta jugar con mi imagen».