CONCIERTO EN EL SANT JORDI CLUB

Barón Rojo, fin de trayecto

Los madrileños actúan, según su cantante, convertidos en «grupo momia»

JORDI BIANCIOTTO
BARCELONA

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El de esta noche en el Sant Jordi Club (21.00 horas) podría ser el último concierto de la formación clásica de Barón Rojo. O no. «Como estamos necesitados de dinero, si no hay otra manera de sobrevivir, no diremos que no si sale otra oferta», confiesa José Luis Campuzano,Sherpa, cantante y bajista de la banda madrileña, que exhibe una despiadada sinceridad con el presente de esta banda pionera del heavy rock español.

«Barón Rojo es un grupo cadáver. Muy bien conservado, pero cadáver. O momia. Un grupo que no renueva, que no aporta nada y que vive de la historia», sentencia Sherpa, que dejó la banda en 1989 y volvió en el 2010 para sumarse a una reunión de la formación original que ahora parece dar sus últimos coletazos.

Sherpa lamenta que el grupo no haya publicado un nuevo disco ni interpretado canciones de estreno en esta etapa, y que no haya invertido en un escenario y un espectáculo más sofisticados. «La crisis pesa mucho, porque la industria está moribunda, aunque, pese a todo, los fans han respondido», medita. Y dirige su mirada hacia «la otra parte del grupo», es decir, los hermanos Armando y Carlos de Castro. «No han querido hacer un disco nuevo. Hermes (Calabria, batería) y yo estaríamos dispuestos, porque el grupo tiene creatividad. Me hubiera gustado dejar un disco para la posteridad, pero hay posiciones diferentes y ya no nos vamos a pelear por eso», explica.

DOS VERSIONES DEL 'BARÓN'/ Otro punto de fricción es la existencia simultánea de dosbarones: además del clásico, sigue operando también la formación anterior a la reunión, con los hermanos De Castro al frente. Una versión de caché más alto, y otra de batalla. «El porqué mejor que se lo pregunte a ellos. Yo lo veo rarísimo. Que lo juzgue la gente», zanja Sherpa, que destaca el tirón popular de la formación original. «De meter a 200 personas en un club se pasó a 5.000 en Vistalegre. La gente tenía ganas de ver al grupo original».

El cantante y bajista revela que, hace unos años, recibieron una oferta para celebrar su 25º aniversario. «Aún no había crisis, y la propuesta era buena, tanto económicamente como porque nos ofrecían grabar material nuevo. Pero hubo diferencias internas y no la aprovechamos», lamenta Campuzano, que conserva su grupo personal, Sherpa, y mantiene una actividad como artista plástico con esculturas de acero.

Así que el balance es poco risueño. «Estoy desilusionado con el mundo del rock. Es muy cutre y a cierta edad te planteas si vale la pena», se pregunta Sherpa, de 61 años, que solo tiene palabras luminosas para los fans («estamos muy agradecidos») y asegura que esta noche no habrá amargura. Anuncia un concierto de tres horas. «Cuando salimos a tocar lo hacemos al 100%».