Saviano y la Costa Nostra

España es la segunda casa de todas las mafias. Esa fue una de las principales advertencias que el italiano Roberto Saviano, el periodista a quien la Cosa Nostra y sus adláteres pusieron en el punto de mira, lanzó ayer en la librería La Central. Más de 300 personas -con una buena representación de la colonia italiana- se apretujaron ayer en el local bajo la mirada de águila de varios guardaespaldas al acecho. Saviano se atreve, por fin, a mezclarse con los lectores, aunque no se ha librado de sus custodios. La cercanía fue total en la presentación barcelonesa deVente conmigo (Anagrama / Empúries), un libro que ya suma varios meses en el mercado. El periodista recaló aquí camino de Madrid, donde entregará a Iñaki Gabilondo el premio que le concedieron a él el año pasado, el Tomás y Valiente, dedicado a aquellos que persiguen la defensa activa de las libertades.

Entre las variadas historias que recoge su libro, monólogos sobre la realidad italiana destinados originalmente a un programa televisivo de la RAI, se recogen algunas referencia a la vinculación de las mafias con Barcelona y por extensión a España. No en vano, el origen mítico de la honorable sociedad, allá por el siglo XVI, está en el traslado al sur de Italia de tres caballeros de Toledo, que respondían a los improbables nombres de Osso, Mastrosso y Carcagnosso. Allí cada uno de ellos, respectivamente, fundó la Cosa Nostra, la Camorra y la 'Ndrangheta.

En el siglo XXI y en el mundo real, otros italianos nos devuelven el favor y recorren el camino a la inversa. Los jefes mafiosos que se sienten aquí como en casa, llaman a la Costa del Sol la Costa Nostra. «Barcelona -precisa Saviano- es un punto de compra de droga, concretamente de cocaína, de todos los clanes del mundo que han blanqueado su dinero gracias al sector inmobiliario y tanto mal han hecho a los ciudadanos. Pero ni la opinión pública ni los políticos españoles parecen darse cuenta. Tan solo es un asunto policial del cual se ocupan de vez en cuando los periódicos».

La labor de Saviano va más allá de constatar hechos. Insta a los gobiernos a crear una jurisprudencia, antimafia en colaboración con Italia y Alemania. «Algo que por desgracia, para el actual gobierno español no es una prioridad».