REVISIÓN DEL MITO DE ORFEO y eurídice EN EL TANTARANTANA

Sansa y el duelo de Magris

La actriz interpreta un monólogo del autor que evoca a su mujer fallecida

Carme Sansa, en 'Vostè ja ho entendrà', que dirige Xavier Albertí.

Carme Sansa, en 'Vostè ja ho entendrà', que dirige Xavier Albertí.

JOSÉ CARLOS SORRIBES
BARCELONA

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que no vengan aquellos que van a pasar la tarde al teatro. Así de sincero se muestra Xavier Albertí, cuando habla de Vostè ja ho entendrà, el breve monólogo de Claudio Magris que reinventa el mito de Orfeo y Eurídice y que se estrena hoy en el Tantarantana con Carme Sansa. «No hemos hecho un espectáculo para todo el mundo; llama al espectador de teatro que sea un buen lector», insiste el director de Lloret de Mar.

Lo que Julio Álvarez, responsable del Tantarantana, define como «el regalo de la temporada» empezó a gestarse cuando la actriz asistió, hace cuatro años, a la presentación en Barcelona del libro en el que Magris evoca a su mujer fallecida, la escritora Marisa Madieri, con la figura de Eurídice. En apenas 60 páginas de viaje emocional y poético es ella quien habla de dolor, de ausencia, del compromiso y la ética del escritor. Magris cierra su duelo con esta revisión del mito de Orfeo, que quiso rescatar a su amada del mundo de los muertos, pero incumplió el pacto de no mirar atrás. Según el director, Magris da la vuelta al mito «con una Eurídice que no quiere salir del mundo de los muertos».

Sí solicita en primera instancia abandonar una misteriosa casa de reposo a su presidente. «Es una trampa que utiliza Magris para la arquitectura dramatúrgica. Porque es un espacio mental con el tiempo usado también en sentido metafórico». Sansa buscó la mirada externa de Alberti, «por cómo transmite un texto sin abusar de la teatralidad».

ESTRICTA SIMPLICIDAD / Así, el director ha renunciado a cualquier acción física o situación para un texto tan poderoso que ya ha tenido adaptaciones teatrales en Trieste, la ciudad de su autor, Francia y Austria. «La simplicidad más estricta nos da la mayor contundencia. No ha que poner colores en las paredes. El espectador ha de visualizar el espacio mental».

De esta manera, apenas un juego de luces acompaña el rostro y la palabra de una actriz con tanto recorrido como Carme Sansa, algo que parece una virtud imprescindible para enfrentarse a este monólogo.