DEL HUMOR AL DESENCANTO

El estajanovista brillante

El segundo volumen de la antología de artículos de Vázquez Montalbán recupera más de 200 textos del periodo más variado y creativo de su periodismo, entre 1974 y 1986

EL OBSERVADOR 3 Ante el Panam's, en 1979. Abajo, portada del segundo volumen de la antología publicada por Debate y la mascota de 'Por favor', P. F. Junior, dibujada por Joan J. Guillén e inspirada en el escritor.

EL OBSERVADOR 3 Ante el Panam's, en 1979. Abajo, portada del segundo volumen de la antología publicada por Debate y la mascota de 'Por favor', P. F. Junior, dibujada por Joan J. Guillén e inspirada en el escritor.

ERNEST ALÓS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La tensión entre Sixto Cámara y Encarna enLa capilla sixtinade TriunfoyLa Calle. Los diálogos en los que tomaban forma Carvalho, Biscúter y un tal Vázquez enInterviú.ElPolvo de estrellasa cuatro manos con Juan Marsé enPor Favor.El bueno, el feo y el maloen EL PERIÓDICO. Las crónicas y análisis de transición en los que cobraban carta de naturaleza expresiones como «contra Franco estábamos mejor», lasúltimas deEl Paíscon que se hizo portavoz de los decepcionados por la transición y después por el felipismo. «El Manolo más variado, el más animado, el que tiene más registros distintos», en palabras de su antólogo Francesc Salgado, es el que se se puede disfrutar en el segundo volumen de la trilogía que recupera los artículos de Manuel Vázquez Montalbán:Obra periodística. 1974-1986. Del humor al desencanto(Debate).

«En los años previos el Vázquez Montalbán periodista se perfila, en estos explota», dice Salgado. Son 227 artículos, aparecidos en 18 publicaciones distintas, los seleccionados en esta segunda entrega. Una vez publicado el tercer volumen de la antología, esta comprenderá algo más de 800 artículos. Menos del 10% de su producción.

«Estaba terriblemente pluriempleado. Un día podía llegar a escribir tres o cuatro artículos, mientras estaba con un libro. Tenía material de Champions y de relleno. Pero incluso lo que hacía más deprisa y por obligación era siempre aceptable», recuerda Antonio Franco, quien lo reclutó para EL PERIÓDICO en 1978, cuando era una estrella enInterviú y lo arrastró -«costó muchísimo»- en 1983 aEl País.

La transformación

Además de ser una crónica de la transición, este volumen es también la historia de la metamorfosis del escritor: articulista de fondo, cronista, productor a mansalva de textos sarcásticos, creador de diálogos que se convierten en el laboratorio de su serie de novelas sobre Pepe Carvalho... «Cuando inyecta ficción parece mucho más cómodo. Pero la ficción crece y crece hasta que se desborda y deja de tener lugar en los diarios», analiza Salgado. De este proceso sale un Vázquez Montalbán novelista y un Vázquez Montalbán más estrictamente columnista.

El repaso de los 227 textos va de lo brillante a lo sumario. «Le gustaba barajar tres o cuatro ideas, conectarlas, razonar mientras iba discurriendo. Era un escritor de desarrollos. El buen Manolo no estuvo nunca en los billetes breves. Podía triunfar con un golpe de genio, pero eso no podía suceder cada día. Y era menos interesante cuando se ponía trascendente. Lo más bueno, más aún que cuando era sarcástico, era cuando tenía la pretensión de ser ligero, de formular cuestiones de fondo aproximándose a cómo incidían en lo cotidiano», recuerda Antonio Franco.

Pero los tiempos mandaban, y ante un mitin histórico de Pasionaria, los asesinatos de Atocha o la «autofagotización» del PSUC, se imponía un tono solemne. Y las urgencias de la crónica política obligaban a arranques como «Narcís Serra ha precisado que la política municipal a desarrollar por el conjunto de las fuerzas progresistas debe corresponder al sentido del voto» a un escritor capaz también de despedir así a Arias Navarro: «Fue convocado para que atase y bien atase el tránsito de Franco al franquismo, y desde la calle daba la impresión de que el hombre se había hecho un lío. No le salían los nudos. Cuando creía tener el paquete bien hecho, zas, se deslizaba el cordelito y se desparramaba todo el muestrario doctrinal, institucional, ideológico, táctico, estratégico».

Salgado cree que la separación entre el Vázquez Montalbán más memorable y el más circunstancial «depende más del tono que de la longitud». Está convencido de que detrás está otro de los muchosManolos: «se trata de una habilidad absolutamente vinculada a la poesía: tres palabras iluminan un artículo igual que pueden iluminar un poema».